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50 curiosidades sobre inventos



 1. Durante siglos, los chinos guardaron celosamente el secreto de la seda. La ley imperial decretaba la muerte a aquellos que lo revelaran.

2. El inventor de la vaselina solía comer una cucharada de ella todos los días.

3. El cemento fue inventado en el antiguo Egipto.

4. El cepillo de dientes fue ideado en 1780 por William Addis, cuando estaba en la cárcel.

5. Un dato sorprendente es que los relojes hechos antes de 1660 sólo tenían manecilla de hora sin manecilla de minuto.

6. El genio del renacimiento Leonardo Da Vinci inventó las tijeras.

Curiosidades
7. El inventor del cubo de Rubik tardó un mes en resolverlo por sí mismo.

8. Los chinos inventaron el helado, que luego fue transferido al mundo occidental por Marco Polo.

9. La primera bicicleta de 1817 no tenía pedales. La gente la caminaba.

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10. Cuando Alexander Graham Bell patentó el teléfono en 1876, sólo se vendieron seis teléfonos en el primer mes.

11. El hombre que inventó la taquigrafía, John Gregg, era sordo.

12. El químico inglés John Walker inventor de los fósforos nunca los patentó.

13. El microondas fue creado después de que un investigador caminara delante de un radar y una barra de chocolate se derritió en su bolsillo.

14. La primera llamada de teléfono móvil fue hecha en 1973 por Martin Cooper, un ex inventor de Motorola.

15. Durante un período creativo de cuatro años, Thomas A. Edison obtuvo 300 patentes, o una cada cinco días.

16. Whitcomb L. Judson, el inventor de la cremallera, originalmente pretendía que su invento evitara a la gente la molestia de abrocharse y desabrocharse los zapatos todos los días.

17. Anders Celsius (1701–1744) que desarrolló la escala de temperatura propuso que el punto de congelamiento fuera a los 100 grados y el de ebullición a los 0 grados. Sus compañeros científicos lo revirtieron sólo después de su muerte.

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Fender Telecaster
18. Leo Fender, inventor de la Telecaster y la Stratocaster, no sabía tocar la guitarra.

19. El abrelatas fue inventado 48 años después de la lata.

20. El destornillador se inventó mucho antes que el tornillo.

21. La llave inglesa para uso doméstico fue creada por el campeón de boxeo Jack Johnson en 1922.

Curiosidades interesantes
22. Para que la primera cámara te tomara una fotografía, tendrías que haberte quedado quieto durante 8 horas!

23. Las escaleras de incendios, los limpiaparabrisas y las impresoras láser fueron inventados por las mujeres.

24. Los cacahuates o maníes son uno de los ingredientes de la dinamita.

25. El primer aspirador comercial era tan grande que fue tuvo que ser montado en un vagón.

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Los inventos que cambiaron la historia

La Rueda, inventada alrededor del 3.500 a.C.
La rueda revolucionó los viajes y el comercio y sigue siendo un elemento básico de la vida humana cotidiana.

La imprenta, inventada por Bi Sheng (1045) en China y Johann Gutenberg (1450) en Alemania.
La capacidad de producir libros a gran escala a bajo costo allanó el camino para la transmisión de ideas y la educación general.

El acero, inventado alrededor del año 1.800 a.C.
El mundo moderno está fundido en acero, y este sorprendente metal ha sido utilizado durante mucho tiempo para fabricar las mejores armas y armaduras.

Armas de fuego, inventadas en el siglo XI d.C.
Las armas de pólvora negra cambiaron la guerra para siempre, y las estructuras de poder tradicionales con ellas. La relativa facilidad de uso de las armas de fuego quitó el poder marcial de las manos de las élites aristocráticas y lo puso en manos de todos.

La Computadora, inventada y refinada entre 1822 y 1950.
Para muchas personas en el mundo moderno, no pasa un día en el que no dependan del uso de una o más computadoras.

La Máquina de Vapor, inventada por Thomas Savery (1698) en Inglaterra.
La máquina de vapor impulsó fábricas, barcos y trenes, y allanó el camino para diseños de motores posteriores, como el motor de combustión interna.

La bombilla eléctrica, inventada por Thomas Edison (1879) en EE.UU.
Sin luz eléctrica seguiríamos dependiendo de la luz natural y de fuentes de luz costosas e ineficientes como el carbón y el petróleo.

Penicilina, descubierta por Alexander Fleming (1928) en Escocia.
Podría decirse que el descubrimiento médico más importante del siglo XX, la penicilina y los antibióticos posteriores han salvado cientos de miles de vidas.

La brújula, inventada en China, siglo V a.C.
La brújula magnética ayudó en gran medida a los viajes marítimos, permitiendo la expansión de la exploración, el comercio y la guerra.

Internet, inventado en los EE.UU., 1983.
Aunque Internet tiene apenas unas cuantas décadas de haberse inventado, ya ha tenido un efecto incalculable en casi todos los aspectos de la vida humana.

La invención de la rueda ¿Cómo surgió la rueda?


   ¿Cómo surgió la rueda? Los arqueólogos lo descubrieron en la región conocida como Fértil Creciente, en la antigua Mesopotamia. Estiman que la razón principal para su desarrollo fue la construcción de medios de transporte de carga tirados por animales que sustituyeran a la fuerza del hombre.
   El vestigio mas antiguo de la invención de la rueda data de 3200 a.C. Pero no todas las civilizaciones lograron hacer un uso práctico de ella, principalmente como medio de transporte. Los pueblos de Mesoamérica desconocían el uso de la rueda a la llegada de los españoles.

La rueda


   El descubrimiento de la rueda debió ser uno de los avances más notables de la humanidad. Es posible que el antecedente más primitivo de la rueda hayan sido varios troncos de árbol unidos sobre los que se colocaba un gran peso para transportarlo.
   Uno de los notables beneficios de la rueda es reducir muchísimo la fuerza de fricción, para trasladar un objeto de un lugar a otro.
   Más tarde, los ejes permitieron unir dos ruedas, tener más estabilidad y reducir aún más la fricción y el peso para mover los objetos. Finalmente, aparecieron dos ejes que, unidos a cuatro ruedas, proporcionan gran estabilidad.

El origen de la máquina de escribir

   En 1875, el norteamericano Philo Remington, inspirándose en el typewriter inventado por el tipógrafo Latham Sholes, emprendió la fabricación en gran escala de los teclados mecánicos que, más tarde, tabletearían en todas las oficinas del mun­do. Posteriormente se fabricarían máquinas de es­cribir eléctricas que no requerían esfuerzo para comunicar a las teclas el impulso suficiente.
Determinadas máquinas dispo­nían de una bola de impresión con diver­sos tipos de caracteres, o con de pulsa­ción automática, capaces de reproducir un texto en tantos originales como se de­seara, o de mecanografiar automáticamente textos registrados en banda magnética.

¿Quién inventó la motocicleta?

   La motocicleta es un vehículo de dos o tres ruedas, impulsado por un motor de gasolina. Esta la motocicleta directamente relacionada con la bicicleta y el automóvil.
   La invento Téofilo Daimler en 1885, y hasta 1900 no fue suficientemente perfeccionada para hacerla útil. Por su peso, relativamente ligero, y su bajo costo de funcionamiento se convirtió en un popular medio de transporte. A menudo recorre una motocicleta hasta 39 km. por cada litro de gasolina. Una silla muy ancha permite que dos personas puedan viajar cómodamente largas distancias. Algunas motocicletas tienen cochecitos laterales, que se emplean para llevar pasajeros o pequeñas cargas.
   Brinda la motocicleta un conveniente medio de transporte para cubrir grandes distancias a un costo pequeño. Un bien diseñado guarda-brisa y ropas apropiadas dan al motociclista suficiente protección. Los cuerpos de policía emplean generalmente motocicletas.
   El valor de la motocicleta para objetos militares se demostró durante la primera guerra mundial. Fueron utilizadas especialmente por mensajeros del ejercito, en vista de que podian ir por caminos escabrosos, los que vehículos mas pesados no podían cruzar. En la segunda guerra mundial se la empleo también para hacer reconocimientos, y un modelo liviano formo parte del equipo de los paracaidistas.

La invención de la bicicleta

   Hasta 1790, todos los vehículos de dos ruedas las tenían paralelas. Por aquella fecha, el conde de Sivrac ideó un vehículo que no tenía las ruedas una junto a otra, sino una detrás de otra y unidas por una pieza de madera sobre la cual podía uno sentarse. Para avanzar, sólo era preciso golpear alternativamente el suelo con uno y otro pie, y no había que tener las manos agarradas a una barra vertical. El señor de Sivrac bautizó su ingenio con el nom­bre de celerífero; es decir, "que transporta rápidamente", con celeridad. Cuando, bajo el Directorio, los "Incroyables" se encapricharon de aquella máqui­na, embellecieron su travesaño y lo convirtieron en caballo, serpiente o león, y cambiaron su nombre: el celerífero se transformó en velocífero. También se lla­maron a sí mismos velocípedos, término que pronto pasó a designar a la propia máquina.
En abril de 1818, los habitantes de París pudieron ver en el jardín de las "Fullerías cómo el barón Drais von Sauerbronn evo­lucionaba sobre un velocípedo con di­rección móvil, del cual era inventor. La draisiana causó sensación instantánea­mente, tanto en Francia como en Inglate­rra. El biciclo se pondría en boga nueva­mente en 1855, gracias a la idea que tuvo un carrocero, Francois-Pierre Michaux, de adaptar unos pedales al eje de la rueda delantera. A partir de entonces, la velocidad de desplazamiento dependía del diámetro de aquella rueda. Para au­mentar su desarrollo se pensó, natural­mente, en hacer mayor dicho diámetro, y así nació aquel monstruo de disimetría denominado gran bi, el cual, al menor tropezón, hacía morder el polvo a su ca­ballero.

La invención del ferrocarril


   Durante el siglo XVI, en al­gunas minas de carbón alemanas e inglesas ya exis­tían carros con ruedas sobre rieles para transportar el mi­neral. Su movimiento depen­día del empuje humano o ani­mal. En 1804, el británico Ri­chard Trevithick diseñó un motor de vapor a sobrepresión aplicable a estos carros, pero su modelo resultó un fracaso porque las vías no soportaban las ocho toneladas de peso de la máquina. Otro británico, George Stephenson, se apro­vechó de la idea y construyó en 1814 una locomotora real­mente eficaz. Ya en 1825 se inauguró la primera línea pú­blica de ferrocarril del mundo, que cubría los 39 kilómetros existentes entre las localida­des inglesas de Stockton y Darlington. La locomotora de este tren arrastraba 34 vago­nes de carga y pasajeros con un peso total de 70 toneladas, y viajaba a poco más de 20 ki­lómetros por hora. El propio Stephenson mejoró el sistema de alimentación y escape de su invento para inaugurar en 1830 la línea Manehester-Liverpool, con una máquina ca­paz de arrastrar todo un con­voy a 45 kilómetros por hora. Es la primera vez que el ser humano cuenta con un trans­porte más rápido y cómodo que el galope de un caballo.
   Varias décadas después, la locomotora de vapor fue su­perada por su hermana pe­queña, la locomotora eléctri­ca. La primera realmente ope­rativa es la presentada por el alemán Werner Siemens en la feria de Berlín de 1879, y con­sistía en un simple motor eléctrico montado sobre un chasis. La dinamo de Siemens se convirtió en la fuente ener­gética destinada a mover las locomotoras del futuro.

La invención del telégrafo y el teléfono

   Aunque ya en 1804 el catalán Salva y Campillo había inventado un telégrafo que re­quería de un cable para cada uno de los 35 signos de su có­digo, no fue hasta 1865 cuan­do la telegrafía se hace popu­lar. Ese año, Samuel Morse in­venta el código de puntos y ra­yas que lleva su nombre y re­duce la infraestructura nece­saria a dos únicos hilos.
   Basándose en este aparato y en los hallazgos del alemán Johann Reis sobre la transfor­mación de la voz humana en corrientes eléctricas, Graham Bell inventó el teléfono en 1876. Al principio todo el mundo pensó que se trataba de una máquina inútil. Muy pronto, Edison le incorporó un micrófono de carbono en polvo, precursor del actual.

La invención de la hiladora mecánica

   Fue en 1733 cuando un tejedor inglés llamado John Kay inventó una lan­zadera volante que, aplica­da a los telares, permitía a un sólo operario tejer va­rios anchos de tela simultá­neamente y con la mayor rapidez. Esta innovación hizo que la manufactura de tejidos pasara de la peque­ña empresa familiar a la gran fábrica, lo que fue punto de partida de la Re­volución Industrial.

   La primera hiladora me­cánica, la Spinning Jenny, fue patentada en 1770 por James Heargraves. Con ella, un obrero multiplicaba por ocho su capacidad producti­va. Con el fin de aumentar aún más la velocidad, el in­glés Edmund Cartwright construyó en 1785 un telar mecánico realmente opera­tivo que se impulsaba con una máquina de vapor. Su invento dinamizó la produc­ción de seda y lino y la in­dustria textil se convirtió en uno de los grandes motores de la economía inglesa.

   A comienzos del siglo XIX, el francés Joseph-Marie Jacquard inventa un te­lar en el cual una serie de tarjetas perforadas va pa­sando sobre los ganchos en­cargados de tejer. Cuando uno de ellos coincide con el agujero de una tarjeta, pasa a través de ella y engancha el correspondiente hilo de la urdimbre. La idea resulta tan simple y genial que in­cluso hoy se utiliza en tela­res que ejecutan tejidos con dibujos complicados, tales como los brocados y los damascos. Este primer telar Jacquard se pone en funcio­namiento en 1805, y en el transcurso de una década funcionan en Francia más de 10,000. El diseño de las tarjetas perforadas se utili­zará en el siglo XX en algu­nas de las primeras compu­tadoras electrónicas.

   El tejido de punto tam­bién recibió innovaciones. En 1610, el clérigo inglés William Lee construyó una máquina para tricotar me­dias automáticamente. A mediados del siglo XVII, su uso se generalizó y propició el desarrollo de versiones más perfeccionadas.

¿Cuáles fueron los primeros transportes aéreos?



   La mayoría fueron grandes aeroplanos, des­arrollados a partir de bombarderos de la Pri­mera Guerra Mundial. El Vickers Vimy fue uno de ellos. Sus pasajeros tomaban asiento en una cabina cubierta, pero su piloto y su nave­gante se encontraban en una abierta. Deter­minaba su ruta, observando el suelo sobre el que pasaban —¡No tenían ni radio ni radar!

Las primeras aplicaciones para la electricidad

   La historia de la electrici­dad es escasa en aplicacio­nes prácticas hasta 1800, cuando el italiano Alessandro Volta comprueba que, al su­mergir placas de dos metales en una solución ácida, se produce una tensión eléctri­ca entre ellas. Fue la primera pila. En 1860, el francés Planté manufactura una ba­tería con placas de plomo que era posible recargar de ácido. Otro francés, Leclanché, aña­dió en 1867 una pasta de ha­rina y escayola al líquido y creó la pila seca. Antes, en 1831, el físico inglés Michael Faraday ya había demostrado que la rotación de un disco de cobre entre los polos de un imán produce electrici­dad. Con ello creó la dinamo generadora de corriente con­tinua. Por fin, en 1879, Thomas Alva Edison fabrica la primera lámpara de filamen­to basada en otros inventos anteriores de sir Humphrey Davy. Así se inició una frené­tica carrera de inventos rela­cionados con la luz.

El invento del globo aerostático

   En 1783, dos hermanos franceses y fabrican­tes de papel, Joseph y Étienne Montgolfier, elevaron a 2,000 metros de altitud un globo de aire caliente con una capacidad de 612 m³.
   La imposibilidad de gobernar su rumbo restringió el uso del globo a los ámbitos deportivo y científico.
En noviembre de ese mismo año tuvo lugar el experimento público definitivo: un globo con 2,185 m³ de aire caliente despegaba desde el Bosque de Bolonia, en París, con dos pasaje­ros: el historiador Jean Pilatre de Rozier y el marqués d'Arlandes. El histórico vuelo duró 26 minutos y el aterrizaje se produjo a 8 kiló­metros de distancia del punto de despegue. La ingobernabilidad de los globos no los hizo apli­cables al transporte aéreo, y su uso quedó res­tringido a los ámbitos científico y deportivo.

El primer pararrayos

   En 1752, el científico y es­tadista estadounidense Benjamín Franklin echó a volar una cometa en medio de una tormenta de verano. Al observar que una llave ata­da al cordel mojado de la co­meta chisporroteaba cuando se hallaba cerca del suelo, confirmó su teoría de que los rayos no eran sino chispas eléctricas que podían descar­garse hacia tierra. Tras su experimento, escribió: "¿No po­dría aprovecharse la fuerza de las puntas metálicas des­nudas para proteger escue­las, casas y barcos, instalando en lo alto barras de hierro (...) y disponiendo en su base de un conductor que vaya hasta el suelo?" Y eso fue lo que se hizo. En efecto, las descargas eléctricas caían en los pararrayos y se desviaban a la tierra sin causar daños.

La invención del papel

   Cuenta la leyenda que, un día del año 105, un chino llamado Tsai-Lung observó cómo una avispa arrancaba fi­bras de bambú y, al mezclarlas con su saliva, producía una papilla que, endure­cida, le servía para fabricar los tabiques de su avispero. Tsai-Lung quiso imitarla: trituro pedazos de bambú y de morera, los mezcló con agua, filtro la pasta, la extendió y la dejó secar al Sol. Así nació la primera hoja de papel.

El invento de la silla de montar y el estribo

   Hacia los 350 años y 500, respectivamente dos in­ventos orientales aparecen en Europa. Son la silla de montar y el estribo, dos ideas tan simples y eficaces que re­sulta difícil creer que tarda­ran tanto tiempo en surgir.
   El imperio bizantino adoptará la silla para sus tropas de caballería, las cua­les alrededor del siglo VII eran ya jinetes armados con espada, lanza y arco. La adopción del estribo permi­tió al jinete liberar las ma­nos de las riendas para empuñar las armas, y también le ayudó a permanecer se­guro sobre su montadura en lo más duro del combate. El caballero se convirtió entonces en un porfiado enemigo frente al infante acorazado, hasta entonces el rey indiscutible de los campos de batalla.

¿Qué es el fonógrafo?

   La palabra "fonógrafo" está formada por dos del idioma griego que significan "sonido" y "escrito". Los aparatos que llevan este nombre repro­ducen los sonidos "escritos" o grabados en cilindros y discos. A la música que se escucha por este medio se le llama algunas veces "música mecánica". Para entender cómo funciona un fonógrafo es bueno sa­ber que el sonido es causado por vibracio­nes. La vibración es un movimiento rápido hacia adelante y hacia atrás..
   Edison inventó el fonógrafo. Para gra­bar el sonido, tomó un tubo ancho y corto, es decir, un cilindro, y lo envolvió en una hoja metálica sumamente delgada. Con un motor lo hizo girar, y colocó una aguja de modo que rozara el cilindro. La aguja esta­ba unida a una lámina llamada diafragma. Cuando el sonido agitó el diafragma, lo hizo vibrar, y éste a su vez hizo accionar la aguja sobre la hoja de metal hasta dejar una ligera huella en forma de surco on­dulado.
   Para tocar el cilindro se hace exacta­mente la operación opuesta. Mientras el ci­lindro gira, la aguja, asegurada al diafrag­ma, descansa sobre el surco. A medida que la aguja pasa por el surco, las ondas que encuentra a su paso la obligan a vibrar y esta vibración agita el diafragma que re­produce sonidos iguales a los que antes se grabaron.

¿Quién puso, con su invento, la cultura al alcance de mayor número de personas?


   Desde el siglo XV, el mundo dispo­ne de un elemento que ha sido esencial para el progreso de la hu­manidad: la imprenta. Los precedentes de la imprenta se sitúan en el siglo IX en China. Se construía un molde con letras en al­to relieve y se aplicaba este molde sobre papel de arroz. En el siglo XI ya se utilizaban para las letras ca­racteres móviles de madera, pero su uso fue decayendo hasta caer en el olvido.
   En Europa fue el holandés Laurens Coster el primero que compuso un libro con caracteres móviles, en la primera mitad del siglo XV. Sin em­bargo, fue el alemán Johann Gutenberg el primero que concibió y construyó la imprenta en su conjun­to: confección de matrices, fundi­ción de caracteres de metal, composición de los textos e impresión. Nacido en Maguncia en 1397, co­menzó en 1438 sus experiencias en busca de un método para imprimir. A partir de 1440 sus ensayos co­mienzan a tener éxito y en 1445 imprime un fragmento del Juicio Fi­nal. Su obra cumbre llega en 1455: una gran Biblia, a la que se suele denominar Biblia de las 42 líneas, porque éste es el número de líneas que componen la casi totalidad de las columnas. En la segunda mitad del siglo XV, el método de impre­sión de Gutenberg se extendió por Europa.
   Se ha discutido la paternidad del in­vento, pero casi todos coinciden en atribuir el mérito a Gutenberg, aun­que teniendo en cuenta, eso sí, que, como muchos otros inventos de la humanidad, la imprenta ha si­do fruto de una labor colectiva que se ha desarrollado paso a paso y en la que varias personas han aportado su grano de arena.

¿Cómo actúa una bomba atómica?


   Igual que en un reactor nuclear, pero sin intervenir ningún control y con una violen­cia instantánea, en la explosión de una bomba atómica se produce una reacción en cadena. Para provocarla, basta reunir bruscamente en el artefacto, por medio de un detonador, dos trozos de un ele­mento físil (que sólo puede ser un elemen­to pesado: uranio o plutonio) y cuyo con­junto supera una determinada masa críti­ca, del orden de los 10 kg. La potencia de la bomba A es enorme, ya que equivale a la de varias decenas de millares de tone­ladas de trinitrotolueno, explosivo muy temido.
   La explosión de una bomba termonuclear ("encendida" por una bomba atómica) si­gue un proceso completamente distinto. No se produce fisión de elementos pesa­dos, sino fusión de elementos ligeros: hidrógeno o tritio (isótopo del hidrógeno). Esta fusión provoca la formación de helio y es acompañada por una liberación de energía mucho más considerable que en el caso de la bomba A: la potencia de una bomba termonuclear, o bomba de hidró­geno, es mil veces mayor que la de la bomba atómica actual, que supera los efectos apocalípticos de los artefactos que estallaron sobre Hiroshima y Nagasaki. ¿Cuáles son estos efectos? Son tan variados como terribles. En primer lugar, la explosión produce un relámpago que ciega instantáneamente a cualquiera que la mire o mantenga los ojos cerrados dirigidos hacia ella. Al mis­mo tiempo, actúa la terrorífica ráfaga pro­ducida por la expansión, que puede des­truir los edificios circundantes en un radio de 1 km, mientras que, en la misma ex­tensión de terreno, todo es aniquilado y consumido. En un radio de 10 km se pro­ducen también muchos daños. Después de la explosión, se desencadenan radia­ciones mortales. Además, un gran nú­mero de cuerpos formados en el transcur­so de la fisión se vuelven radiactivos y producen lluvias radiactivas, largo tiempo contaminadoras.

La televisión en color

   Al principio, las pantallas de televisión sólo podían ofrecer imágenes en blanco y ne­gro. Por medio de dispositivos nuevos, también se han llegado a transmitir imá­genes en colores. Para ello se ha recurrido al principio del análisis y de la síntesis tricromática de los colores, que es el mis­mo utilizado en fotografía y en cinema­tografía. Tres colores fundamentales —el azul, el verde y el rojo— pueden recons­tituir, adecuadamente dosificados y mez­clados, los diversos colores de una imagen cualquiera, incluso en sus matices. Su­pongamos que se utilizan (como se hizo en un principio) tres cámaras en las que se han dispuesto, respectivamente, unos filtros de color azul, verde y rojo. De este modo se transmitirán simultáneamente, en tres ondas portadoras distintas, las tensiones eléctricas recogidas a la salida de las cámaras. En la recepción, tres os­cilógrafos darán tres imágenes que, pro­yectadas sobre una misma pantalla a tra­vés de tres filtros (azul, verde, rojo), formarán una sola imagen que reproducirá los colores del original. Sin embargo, esta solución es complicada y presenta numerosos problemas técni­cos. Éstos han sido eliminados gracias a otros sistemas más ingeniosos, como el sistema alemán PAL o el sistema francés SECAM, que permite, según el tipo de receptor de que se disponga, captar el mismo programa en color o en blanco y negro.