La bomba de cobalto es una de las aplicaciones médicas de la radiactividad y se utiliza en la lucha contra el cáncer. El cobalto 60, metal radiactivo, emite rayos gamma. Estos tienen la propiedad de penetrar profundamente en determinadas materias: incluso pueden atravesar un espesor de plomo de hasta veinte centímetros. La bomba de cobalto puede lanzar rayos gamma de forma que estos penetren hasta la parte enferma del organismo y destruyan las células cancerosas sin necesidad de intervención quirurgica y sin atacar las células próximas.
El mayor problema de la bomba de cobalto es su vida media relativamente pequeña, ya que en un período relativamente corto la radiación va perdiendo –gradualmente– actividad y se hace inútil. Esto no impide que el cobalto radiactivo pierda su capacidad dañina de generar radiación, pero sí aumenta la duración de los tratamientos.