Durante toda la Edad Media, en diversos países de Europa se recogía la miel silvestre en los mismos árboles donde se instalaban los enjambres. De este modo se conseguía la cera al mismo tiempo que la miel, única sustancia azucarada que se ha consumido durante miles de años. Las tablillas para escribir estaban bañadas en cera, que también servía para hacer sellos, exvotos, efigies, antorchas y cirios. La cera continúa utilizándose. Purificada y blanca, entra en la composición de las cremas de belleza: amarilla, en la de la encáustica o cera para los suelos. Encerar "parquets" o suelos embaldosados es una operación bastante penosa que las enceradoras eléctricas han hecho mucho más fácil. Equipadas con cepillos y con un fieltro, limpian, pulen, enceran y abrillantan.