Desde la década de 1960, el consumo de plástico se ha multiplicado por veinte. Actualmente se sitúa en 322 millones de toneladas por año. Sólo una fracción de este material se recicla, el resto termina en el medio ambiente. El plástico se queda allí por mucho tiempo. Normalmente una botella de plástico tarda 450 años en descomponerse por completo. Es por eso que no resulta sorprendente que alrededor de 150 millones de toneladas de residuos plásticos ya estén flotando en nuestros mares.
Para Europa también hay números para los diferentes tipos de plástico que se utilizan. El 40 por ciento del plástico es procesado por la industria del embalaje, el 20 por ciento se procesa en la construcción, el nueve por ciento en automóviles y el seis por ciento en la industria electrónica.
¿Cómo llegan los residuos plásticos al mar?
Todos conocemos las imágenes de los llamados remolinos de basura de plástico en los océanos. En 2017, se descubrió una isla de plástico flotante cerca de Chile, cuyo área era más grande que todo México. Recientemente, un submarino avistó una bolsa de plástico en el fondo más profundo de mar, la fosa de las Marianas. 11.000 metros bajo el nivel del mar. ¿Pero cómo llega el plástico al mar?
Aparte de la basura normal y el plástico que los barcos tiran en el mar o los turistas que dejan sus desechos en la playa, la basura plástica también
se introduce principalmente en el mar a través de arroyos y ríos.
Todavía poco investigados: los microplásticos
Hay también una corriente casi invisible de plástico que fluye ininterrumpidamente hacia las costas: la corriente de partículas microplásticas. Existen básicamente dos tipos de microplásticos. Los microplásticos primarios se producen industrialmente y se añaden intencionadamente a productos como detergentes, geles de ducha y pinturas de pared. Después de utilizar estos productos, las pequeñas partículas de plástico terminan en el medio ambiente, por ejemplo, a través de las tuberías de agua.
Los microplásticos secundarios son creados por el proceso de descomposición, cuando las partes plásticas más grandes se descomponen debido a los efectos del sol, el viento y las olas. Las partículas microscópicas finas son liberadas y entran en nuestro ecosistema.
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