Una máquina que permite economizar muchas horas de fastidioso trabajo casero es la máquina lavavajillas. El principio de su funcionamiento es análogo al de la máquina de lavar ropa (existen, por otra parte, algunos modelos que combinan las funciones de una y de otra). La vajilla, colocada en unos cestos enrejados, es debidamente rociada por unos enérgicos chorros de agua, a veces rotativos. También los cestos o bandejas están animados de un movimiento de rotación. Después, una vez la vajilla ha sido esterilizada al vapor y luego secada, puede permanecer colocada en la máquina hasta que sea necesario retirarla, limpia y brillante, para un nuevo servicio.