Colocad una máquina de vapor sobre unas ruedas, haced que esas ruedas se muevan y. añadiendo algunos dispositivos especiales, tendréis el "toro de bronce" de Vigny, la "bestia humana" de Zola, capaz de remolcar por montes y por valles todo un tren de vagones...
Uno de los órganos esenciales de la locomotora es, evidentemente, la caldera. Ésta comprende un hogar, con cámara de combustión; un cuerpo cilindrico, que encierra un haz de tubos—gran superficie de calentamiento— bañados exteriormente por agua y por los cuales circulan los gases calientes: la caja de humos, con su chimenea, dotada de un escape por el cual el vapor, perdida su presión a la salida de los cilindros, asegura el tiro de los gases arrastrándolos con energía hacia la chimenea, lo cual tiene por efecto un considerable aceleramiento de la combustión del carbón, utilizado en fragmentos o pulverizado. La hulla pulverizada tiene la ventaja de que puede ser enviada directamente a la caldera por medio de un cargador mecánico. También es muy frecuente el caldeamiento por fuel-oil, que se alimenta asimismo automáticamente. Dominando el cuerpo cilindrico de la locomotora, la cúpula de toma de vapores —cuyo perfil es tan característico— lleva el vapor a los cilindros por medio de un doble tubo, que puede ser abierto o cerrado por una válvula, llamada regulador. El mecánico acciona esta válvula mediante un vástago cuando quiere poner en marcha o parar la locomotora. En los tiempos heroicos de los ferrocarriles, la chimenea de las locomotoras era muy alta. En las grandes máquinas modernas es muy baja, apenas se la ve asomar por encima de su cuerpo. El mecanismo de la locomotora está compuesto esencialmente por unos cilindros (por lo menos dos, uno a cada lado), conjugados entre sí, en los cuales penetra el vapor alternativamente a uno y a otro lado de los pistones, a través de una válvula de admisión llamada corredera de distribución, por la cual tiene lugar, también, el escape del vapor una vez que éste ha efectuado su trabajo. Los pistones adquieren de este modo un movimiento rectilíneo alternativo que se transforma, por medio de bielas y manivelas, en el movimiento rotativo de las ruedas motrices. La caja que actúa de distribuidor de vapor es puesta en movimiento por una corredera accionada por unas excéntricas montadas en el eje de transmisión. La corredera está unida a un regulador de velocidades que el mecánico maniobra por medio de un volante. Este volante le permite invertir el sentido de la marcha y variar el grado de presión en los pistones, con el fin de regular constantemente el trabajo desarrollado por el vapor ante la resistencia que debe vencer.
El bastidor sobre el cual descansan la caldera y el mecanismo de la máquina está constituido por dos largueros fuertemente consolidados. El bastidor descansa, a su vez, sobre las ruedas a través de unos resortes. Los balancines, que unen los resortes de los diversos ejes, tienen la importante misión de mantener una distribución constante de la carga sobre cada uno de los ejes. Si careciera de los balancines, y de unos contrapesos adecuadamente colocados en las ruedas motrices, la locomotora adquiriría inadmisibles movimientos de ballesta, de balanceo y de galope.