Hacia los 350 años y 500, respectivamente dos inventos orientales aparecen en Europa. Son la silla de montar y el estribo, dos ideas tan simples y eficaces que resulta difícil creer que tardaran tanto tiempo en surgir.
El imperio bizantino adoptará la silla para sus tropas de caballería, las cuales alrededor del siglo VII eran ya jinetes armados con espada, lanza y arco. La adopción del estribo permitió al jinete liberar las manos de las riendas para empuñar las armas, y también le ayudó a permanecer seguro sobre su montadura en lo más duro del combate. El caballero se convirtió entonces en un porfiado enemigo frente al infante acorazado, hasta entonces el rey indiscutible de los campos de batalla.