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¿Cómo funciona una vacuna?

   Las vacunas ayudan al cuerpo a prepararse con antelación para combatir enfermedades. Esencialmente, las vacunas le dan al cuerpo una versión debilitada de una bacteria, virus o toxina, lo que le permite a nuestro organismo aprender a defenderse por adelantado. Si el cuerpo es invadido por ese patógeno en particular, después de que la vacuna ha hecho su trabajo, el sistema inmunológico del cuerpo está listo para responder.

   La mayoría de las vacunas se administran en forma de una inyección o por vía oral. Sin embargo, algunas vacunas son inhaladas en forma de aerosoles o polvos. La mayoría de las vacunas contienen virus o bacterias que han sido debilitados o muertos. Otros contienen toxinas inactivas. En estas condiciones, los patógenos de las vacunas suelen ser seguros y no causan enfermedades.

   Cuando un patógeno debilitado o muerto se introduce en el torrente sanguíneo, los linfocitos B del cuerpo empiezan a trabajar. Son estas células las responsables de luchar contra los patógenos causantes de enfermedades. Una vez que los linfocitos B son estimulados a actuar, se forman anticuerpos y es entonces que el cuerpo desarrolla inmunidad contra el patógeno en particular. Una vez que una persona recibe una vacuna y desarrolla inmunidad, él o ella está generalmente protegida de por vida.

   A veces, las vacunas no proporcionan inmunidad de por vida. Por ejemplo, algunas vacunas, como el tétanos y la tos ferina, sólo son eficaces para una cantidad limitada de tiempo. En tales casos, son necesarias dosis de refuerzo para mantener sin interrupción la protección de la vacuna. Estas dosis de refuerzo se administran a intervalos específicos después de la primera vacunación.



¿Cómo funciona el sentido del gusto?

   Percibimos el gusto con la lengua y la nariz.
   La lengua está cubierta de papilas gustativas, que notan los sabores de la comida y envían señales al cerebro. Los conductos de la nariz están conectados con la boca, por lo que el olor de la comida también ayuda al cerebro a decidir qué sabor tiene.

¿Cómo funciona un calidoscopio?

   Coged un tubo de carbón opaco. En su interior disponed tres espejos rectangu­lares, con las caras reflejadas vueltas hacia dentro, de manera que el conjunto tenga la forma de un prisma triangular. Cerrad uno de los lados del tubo mediante una tapa perforada en el centro con un aguje­ro (el ocular), y el otro lado, con dos dis­cos de vidrio, uno de ellos, el exterior, de cristal esmerilado. Dejad cierto espa­cio entre los dos cristales. En este espacio libre, introducid pequeños objetos (frag­mentos de vidrio, cuentas, etc.), elegidos de distintos colores y más o menos trans­parentes y brillantes.
   Dirigid vuestro instrumento hacia la luz y acercad un ojo al agujerito. Veréis enton­ces que, gracias al juego de las reflexio­nes sobre los tres espejos, las imágenes de los objetos, simétricamente multipli­cadas, componen un espléndido rosetón. Como por arte de magia, en el seno del de­sorden se ha instituido un orden... Y el aspecto de la figura cambia cada vez que, mediante una sacudida, hacéis que los ob­jetos queden orientados de distinto modo. Los decoradores pueden encontrar temas interesantes en estas imágenes. La idea del calidoscopio se debe al físico escocés David Brewster (1781-1868). Pero él sólo utilizaba dos espejos. Fue el cristalógrafo ruso J.S. Fiodorov (1853-1919) quien añadió el tercero, no para mayor disfrute de su vista, sino para con­tribuir al estudio de los cristales y de las combinaciones geométricas que son posi­bles en el espacio.

¿Cómo funciona el calorífero?

   Las estufas de calefacción independientes funcionan por medio de mazut, combus­tible líquido obtenido como residuo de la destilación del petróleo bruto. El aparato consta esencialmente de los siguientes elementos: una cámara de combustión, en la cual un quemador re­cibe la mezcla conveniente de aire y de mazut; un conducto de evacuación de los gases quemados; un intercambiador de calor cuya superficie es recorrida por los gases de combustión y a lo largo del cual se calienta el aire: una cámara de distri­bución de calor, de la cual parten los con­ductos de aire caliente; una cámara de admisión del aire frío recibido en el inter­cambiador, y unos ventiladores que ase­guran la aspiración del aire frío y la eva­cuación de los humos.

¿Cómo funciona la calefacción central?

   El vehículo del calor puede ser el aire, el agua o el vapor circulantes por unas cana­lizaciones que pasan antes por una o va­rías calderas.

   Uno de los primeros sistemas de calefac­ción central ha sido el del aire caliente (calorífero). El aire, al calentarse, se hace más ligero y asciende por sí mismo a tra­vés de unos conductos que desembocan en las llamadas bocas de calor. Cuando se trata de locales vastos (como, por ejemplo, los grandes almacenes), el aire es calentado e impulsado por medio de aerotermos, aparatos autónomos equi­pados con baterías eléctricas y con poten­tes ventiladores. En las calefacciones por circulación de agua, las conducciones alimentan los radiadores. En la parte más alta de la instalación se encuentra un vaso de expansión o depósito de sobrante. Este depósito se abre o no en el aire libre se­gún que la calefacción sea a baja presión (puesto que la circulación se realiza sen­cillamente por diferencia de densidad) o a alta tensión (agua muy caliente, cuya circulación es acelerada o forzada con ayuda de bombas). También suele recurrirse a la calefacción por radiación. La emi­sión de calor se efectúa partiendo de su­perficies de calentamiento muy extensas, que son las que presentan unos tubos en serpentín alimentados por agua calien­te y empotrados en los suelos o en los techos. La calefacción central tiene ten­dencia a "centralizarse" más aún: en pri­mer lugar, con instalaciones gracias a las cuales todo un conjunto de inmuebles puede ser calentado a partir de un solo grupo de calderas; y luego, con las ins­talaciones de calefacción urbana cuyos conductos pueden ramificarse sobre distancias de varios kilómetros. De este modo, el calor es distribuido a domicilio, lo mismo que el agua, el gas y la electri­cidad.

¿Cómo funciona un interruptor?

   Los interruptores que tenemos a mano en casa son de varios modelos: el rota­tivo estanco (el más antiguo), el de botón, el empotrado, el unido a un hilo flexible y no clavado en la pared, etc. También existen los interruptores en forma de pera, que cuelgan en la cabecera de las camas. Todos están basados en el mismo princi­pio: una pieza movible de cobre sirve de punto de unión entre el hilo que desembo­ca en el interruptor y el hilo que sale del mismo. Cuando se gira la llave o se aprie­ta el botón, la pieza conductora pone los hilos en contacto, o bien, al apartarse, los separa. Para la seguridad de todos, es necesario que los interruptores estén bien aislados e impermeabilizados, y con­viene que no se calienten nunca.

¿cómo funciona un reloj de pesas?


   Cada vez es más raro —y muy buscado por los aficionados y los comerciantes de an­tigüedades—, el venerable reloj de pesas, enderezado en su alta caja, a veces be­llamente decorado y que muestra tras el cristal el vaivén de la ancha luna de co­bre que lastra el largo péndulo. Con este reloj se abrió la era de la relojería mecá­nica. El motor no es más que una pesa atada a una cadena que se enrolla en torno a un cilindro cuando se da cuerda al meca­nismo. Al provocar el desenrollamiento de la cadena, la pesa hace girar el tambor. Esto produce el movimiento de las agujas, que, como en el reloj de péndulo, resulta uniforme gracias a las oscilaciones regu­lares de la péndola.





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¿Cómo funciona el reloj de péndulo?


   El gran sabio holandés Christian Huygens se dedicó especialmente a perfeccionar el reloj. Éste dejaba mucho que desear, puesto que se adelantaba o retrasaba al­rededor de una o dos horas cada día... Huygens remedió esto en 1657 mediante la introducción del péndulo vertical, cuyas leyes acababa de descubrir Galileo. De este modo, el péndulo se convirtió en péndola.
   La péndola lleva en su extremidad una pesa que, por medio de un tornillo, puede ele­varse o bajarse ligeramente, lo cual modi­fica su longitud y, por lo tanto, regula el movimiento de la péndola: si se retrasa el reloj, se sube la pesa; si adelanta, se baja. En el reloj de bolsillo y en el cronó­metro, el órgano motor es un muelle cons­tituido por un fleje de acero arrollable cuya extremidad exterior está unida a un punto fijo y la otra a un eje que, cuando se le hace girar sobre sí mismo, tensa el muelle. Éste, al destensarse, produce el movi­miento. En el reloj de bolsillo, la péndola está sustituida por un muelle en espiral, otra invención de Huygens. Un órgano importante, común a todos los relojes, es el escape, en contacto, por un lado, con el regulador y, unido, por otro, al motor. Su función es transformar la ac­ción de este último, que es continua y se realiza siempre en el mismo sentido, en un movimiento alternativo del regulador, la péndola o el muelle en espiral. El dispo­sitivo deja "escapar"—de ahí su nombre—un diente de la rueda de escape a cada os­cilación del regulador. Gracias a su forma, esta rueda mantiene también la oscilación del regulador, dándole un nuevo y breve im­pulso cada vez que se escapa un diente.



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¿Cómo funciona un contador de gas?

   Desde su origen, nuestros contadores de gas han sido del tipo húmedo; es decir, que funcionan por medio del agua, que ocupa una parte de su perímetro. El gas se halla encerrado en unos compar­timientos de determinado volumen que constituyen un conjunto giratorio que da vueltas bajo el flujo del gas cuando éste es utilizado, y entonces mueve un siste­ma de cifras que indican sobre un cua­drante el consumo en litros cúbicos. Los compartimientos se ponen sucesivamente en comunicación con la entrada y con la salida del contador. Las ranuras de entra­da y de salida de cada compartimiento es­tán colocadas de modo que cada vez sólo emerja del agua una de ellas. La abertu­ra y el cierre se realizan, pues, por un dispositivo hidráulico. Éste es muy sen­cillo, pero presenta un inconveniente: periódicamente necesita que se reemplace el agua evaporada, puesto que la exacti­tud del aparato depende de la constancia del nivel del agua.
   Esta servidumbre ha sido suprimida con el contador de tipo seco, que está sustitu­yendo al precedente. En éste, el órgano de medición es una caja dividida en dos capacidades por un fuelle móvil y estanco al gas.
   Mediante un cajón de distribución, una de las cámaras de distribución se pone en comunicación con el gas que entra en el contador, y la otra, con el orificio de sali­da. Bajo el efecto de la presión del gas, el fuelle se desplaza, y una de las cámaras se vacía, mientras que la otra se llena. Finalmente, el movimiento es invertido por el juego del cajón de distribución.

¿Cómo funciona un contador o medidor eléctrico?

   En la pequeña ventanilla de vuestro con­tador eléctrico podréis ver un disco de aluminio que empieza a girar muy sua­vemente en cuanto encendéis una lámpa­ra, y que acelera su movimiento si en­cendéis alguna más. Este disco es el motor que, inexorablemente, desplaza de un modo regular las cifras sobre el cuadrante totalizador, al cual está unido por un eje. Está movido por los campos alternativos que producen dos bobinas y pasa entre las ramas de un imán. De ello resulta que el disco gira a una velocidad proporcional a la potencia.

¿Cómo funciona un radiador (calefactor)?

   No hace falta decir que un radiador se construye de diferente modo según la ma­nera en que el calor le es comunicado: por un fluido caliente (agua, vapor), por la combustión de un gas combustible o por calentamiento de una resistencia eléc­trica instalada en el mismo aparato. Los radiadores son de hierro, de acero o de aluminio.
   Los radiadores a gas, provistos de un tubo de evacuación y de un encendido por lam­parilla, pueden ser de radiación o de con­vección. Los primeros suponen una materia refractaria que se pone incandescente me­diante unos mecheros. La energía calorí­fica se difunde gracias a un reflector de metal pulimentado.
   Los segundos caldean el aire ambiente por contacto de éste con su superficie. Los radiadores llamados de recuperación transmiten el calor por radiación y por convección a la vez.
   Hay radiadores eléctricos (calor negro) que difunden el calor por convección al estar su órgano de calentamiento ence­rrado en una envoltura protectora. Los hay luminosos, que emiten el calor por radia­ción directa. Finalmente, existen otros que están provistos de un ventilador que sopla por detrás aire sobre los elemen­tos calentadores.
   Entre los radiadores de fuego visible, uno de los más difundidos es el radiador para­bólico, cuyo hilo calentador está montado sobre un soporte de tierra refractaria. Este aparato permite enviar la radiación en la dirección que se desee. Finalmente, los radiadores eléctricos de acumulación van almacenando calorías en su masa fuera de las horas punta, para devolverlas más tarde, cuando se nece­sitan.

¿Cómo funciona un termostato?

El termostato es un autómata cuyos con­tactos actúan cuando la temperatura am­biente alcanza el límite elegido. Los ter­mostatos, que equipan actualmente gran número de aparatos electrodomésticos, se fundan en la dilatación de unos vastagos metálicos: un interruptor se cierra auto­máticamente cuando —en un calentador de baño, por ejemplo— la temperatura del agua del recipiente es inferior a 85 °C. Se abre, por el contrario, y corta la corrien­te del calentador en cuanto el agua llega a más de 95 °C. De igual modo, en los auto­móviles existen unos termostatos que regulan el paso del aceite en algunos amortiguadores, o de la gasolina en el car­burador, o de la circulación del agua.

¿Cómo funcionan los ojos?

   Los ojos captan imágenes del mundo y las envían al cerebro. La luz que emite un objeto pasa por el cristalino, situado en el centro del ojo. El cristalino concentra la luz en la retina, en la parte posterior del ojo, y la retina transforma la luz recibida en señales, que después envía al cerebro. El cerebro convierte las señales en una imagen para que sepamos qué estamos viendo.

¿Cómo funciona el cerebro?

   El cerebro envía y recibe mensajes a través de los nervios del cuerpo, que son como una especie de red telefónica: reciben la información de los sentidos y la envían a la médula espinal (un nervio muy largo que está en el interior de la columna) para que de ahí llegue al cerebro. El cerebro guarda la información, la procesa y envía otros mensajes al cuerpo.  

¿Cómo funciona un teléfono?


   Fue Graham Bell quien, en 1876, en Bos­ton, transmitió por primera vez la voz hu­mana por medio de un aparato constituido por una membrana de hierro que vibraba delante de una barra imantada. Un año más tarde, otro norteamericano. Mugues, ideó el micrófono que Ader había de per­feccionar después.

   Cada extremidad del microteléfono que tomáis al "descolgar" para efectuar una llamada tiene un órgano esencial: por un lado, el micrófono u órgano de transmi­sión; por el otro, el auricular u órgano de recepción.
   El micrófono es un dispositivo —muy sen­cillo— que permite obtener unas corrien­tes eléctricas variables a partir de unas ondas sonoras.

   Está formado por una membrana vibrato­ria de aluminio, muy delgada, que forma un electrodo y se apoya sobre la granalla de carbón contenida en una caja y que constituye el segundo electrodo. La co­rriente eléctrica de la línea puede así pasar por la granalla.

¿Cómo funciona un detector de radiaciones?

   El detector de radiaciones más sencillo es el célebre contador Geiger-Müller. Está constituido por un cilindro metálico en cuyo eje longitudinal se halla un filamento de platino o de tungsteno. El cilindro está cerrado por los dos extremos, a través de los cuales pasa el hilo. En el interior del tubo se ha hecho el vacío. Entre cilindro y tubo y filamento hay una diferencia de po­tencial muy próxima a la que provocaría una descarga. Tan pronto como una par­tícula ionizante atraviesa la pared del ci­lindro y penetra en el tubo, se produce una descarga. Ya sólo queda amplificarla y hacerla actuar sobre un teléfono o sobre un altavoz. Gracias a este aparato ha sido posible percibir el paso de toda partícula electrizada y de oír, literalmente hablando, la radiación de los cuerpos radiactivos... Un contador así indica, además de las par­tículas electrizadas (rayos alfa, rayos beta), los rayos X y los rayos gamma, los cuales, a pesar de no llevar una carga eléctrica positiva o negativa, tienen también la pro­piedad de electrizar (ionizar) los gases. Se puede registrar el número de partícu­las recibidas por medio de un numerador mecánico. Para ello se recurre a un de­multiplicador electrónico destinado a dividir, por 10 o por 100, por ejemplo, el número de golpes dados por el conta­dor cuando su número es demasiado ele­vado para ser registrado directamente por el contador mecánico. Este instrumento ha rendido, y rinde todavía, importantes servicios a la técnica.

¿Cómo funciona el teletipo?

   El teletipo, también llamado teleimpresor, funciona por el principio del telégrafo. Permite enviar directamente los textos pulsados en un teclado mecanográfico, semejante al de una máquina de escribir, y que son reproducidos con caracteres de imprenta en el aparato receptor. En las oficinas de los grandes periódicos diarios, junto a las salas de redacción, los teletipos crepitan noche y día, alimenta­dos continuamente, desde lejos, por las distintas agencias de prensa: EFE, Reuter, Tass, United Press, etc. Cargada con to­das las noticias del mundo se va deva­nando una cinta sin fin que unas manos impacientes arrancan a cada instante. Los teletipos son utilizados, además, en mu­chos otros lugares: administraciones, ban­cos, bolsa, etc.



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¿Cómo funciona un aparato receptor de radio?


   Si golpeáis regularmente con la punta del dedo la superficie tranquila del agua, ve­réis alrededor del punto tocado una serie de pequeñas ondas, unos círculos concén­tricos que se van ensanchando. Un osci­lador eléctrico hace que las ondas hertzianas se propaguen en el aire de igual manera. Estas ondas, que son de la mis­ma naturaleza electromagnética que la luz, y que se desplazan también a 300 000 km por segundo, parecen más misteriosas simplemente porque son invisibles. ¿Cómo pueden transmitir palabras y mú­sica? Igual que la corriente telefónica.

¿Cómo funciona una estilográfica?


   La estilográfica, portaplumas con depó­sito, está formada por un mango hueco, en el interior del cual está alojado el depósito —pequeño cilindro de goma— y el dispositivo de bombeo de la tinta. Este último es una banda metálica, fijada a lo largo del depósito, sobre la cual se pre­siona, una vez sumergida la pluma en la tinta, y se suelta para aspirar ésta. La estilográfica se llena como un cuentago­tas. La pluma lleva adaptada en su parte cóncava una lengüeta perforada por un canalículo que conduce la tinta y la dis­tribuye de manera adecuada. El uso de la estilográfica ha suscitado la fabricación de tintas fluidas que no dejan poso.

¿Funcionan los detectores de mentiras?

   El polígrafo es un aparato que obtiene los regis­tros gráficos de la presión sanguínea. Su uso se extendió en Estados Unidos durante la fiebre del macartismo, cuando se perseguían las llamadas actividades comunistas. Sirve para registrar ciertos cambios fisiológicos en la electricidad pre­sente en la piel, el ritmo respiratorio o la tensión muscular que supuestamente ocurren cuando mentimos. Sin embargo, no hay consenso sobre la efectividad del polígrafo, ya que estas respuestas fisiológicas también pueden aparecer cuando la persona está nerviosa por ser interrogada. Sus resultados no son admitidos como evidencia condenatoria.

un polígrafo en funcionamiemto

Polígrafo




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