La estilográfica, portaplumas con depósito, está formada por un mango hueco, en el interior del cual está alojado el depósito —pequeño cilindro de goma— y el dispositivo de bombeo de la tinta. Este último es una banda metálica, fijada a lo largo del depósito, sobre la cual se presiona, una vez sumergida la pluma en la tinta, y se suelta para aspirar ésta. La estilográfica se llena como un cuentagotas. La pluma lleva adaptada en su parte cóncava una lengüeta perforada por un canalículo que conduce la tinta y la distribuye de manera adecuada. El uso de la estilográfica ha suscitado la fabricación de tintas fluidas que no dejan poso.