El blanco es el color verdadero de nuestro cabello. Las células pigmentarias localizadas en la base de cada folículo capilar son las que proporcionan el color natural dominante de nuestro pelo en la juventud.
Conforme el individuo crece y se acerca la madurez, cada vez más y más de esas células pigmentarias mueren y el color empieza a perderse. El resultado son las canas.
Puede tomar entre 10 y 20 años, dependiendo de la cantidad de cabello que posea, que una persona se convierta en una ‘‘cabecita blanca’’. Es interesante saber que, antes de morir, las células pigmentarias producen rápidamente grandes cantidades de ‘‘color’’ por lo que el pelo se oscurece temporalmente antes de tornarse blanco (o gris) para siempre.
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¿De qué material está hecho el papel?
Hasta mediados del siglo XIX la materia prima básica del papel era el trapo de lino y algodón, con el que se producía un papel de buena calidad. Pero la demanda cada vez mayor hizo necesaria otra materia prima mucho más económica y fácil de conseguir: la pulpa de madera, usualmente de madera blanda como la de las coníferas.
La madera contiene celulosa, material orgánico que forma fibras resistentes de unos 2,5 mm de largo. Una vez cortados, los árboles se convierten en astillas que se meten en enormes extractores, donde se mezclan con sustancias químicas y se someten a temperaturas y presiones elevadas, para separar las fibras y obtener la pulpa.
se eliminan las impurezas, como la resina y el alquitrán, se blanquea la pulpa y luego se mezcla con compuestos químicos para darle el color deseado o hacerla más blanca. Entonces la mezcla fluye por la ranura de un gran tanque, que la conduce a una rejilla móvil, la cual deja escapar el agua y retiene la mayor parte de las fibras. La hoja se prensa para eliminar más agua, y se seca al pasarla alrededor de cilindros calentados con vapor. por último, el papel puede recubrirse con pigmentos para mejorar su superficie.
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La madera contiene celulosa, material orgánico que forma fibras resistentes de unos 2,5 mm de largo. Una vez cortados, los árboles se convierten en astillas que se meten en enormes extractores, donde se mezclan con sustancias químicas y se someten a temperaturas y presiones elevadas, para separar las fibras y obtener la pulpa.
se eliminan las impurezas, como la resina y el alquitrán, se blanquea la pulpa y luego se mezcla con compuestos químicos para darle el color deseado o hacerla más blanca. Entonces la mezcla fluye por la ranura de un gran tanque, que la conduce a una rejilla móvil, la cual deja escapar el agua y retiene la mayor parte de las fibras. La hoja se prensa para eliminar más agua, y se seca al pasarla alrededor de cilindros calentados con vapor. por último, el papel puede recubrirse con pigmentos para mejorar su superficie.
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¿Cómo se les daba color a los vitrales medievales?
La estructura del vidrio contiene muchas cavidades microscópicas que pueden alojar átomos de metal, que son los que afectan la forma en que la luz atraviesa el vidrio. Cada metal absorve luz de diferente frecuencia, lo que imprime un color característico al vidrio.
Fue este principio el que hizo surgir el vitral, una de las glorias de las catedrales medievales. Cuando se añadía cobre al vidrio fundido, éste se tornaba rojo rubí; azul, con el cobalto; verde, con el hierro; amarillo, con el antimonio, y púrpura con el manganeso. Se producían hojas más o menos de 25 x 25 cm, en varios colores, y luego se cortaban para darles la forma requerida. Entonces se montaban para armar los vitrales.
El grosor no uniforme del vidrio medieval, le daba a los vitrales sutiles variaciones de tono, lo que añadía belleza al trabajo terminado.
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Fue este principio el que hizo surgir el vitral, una de las glorias de las catedrales medievales. Cuando se añadía cobre al vidrio fundido, éste se tornaba rojo rubí; azul, con el cobalto; verde, con el hierro; amarillo, con el antimonio, y púrpura con el manganeso. Se producían hojas más o menos de 25 x 25 cm, en varios colores, y luego se cortaban para darles la forma requerida. Entonces se montaban para armar los vitrales.
El grosor no uniforme del vidrio medieval, le daba a los vitrales sutiles variaciones de tono, lo que añadía belleza al trabajo terminado.
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