La electricidad entra en nuestros hogares, escuelas, fábricas, almacenes a través de cables de cobre desde poderosos generadores en las centrales eléctricas.
Estas centrales queman carbón o petróleo, o usan reactores nucleares o el poder de las caídas de agua para producir la energía necesaria para hacer funcionar los generadores.
Las poderosas cargas de corriente proceden de estos generadores y son reducidas mediante transformadores antes de que lleguen a nuestros hogares y fábricas.
La corriente eléctrica producida es un continuo flujo de pequeñas partículas llamadas electrones. Este flujo de electrones se puede activar o desactivar por medio de interruptores. Al encender un interruptor de luz eléctrica, un televisor, o cualquier otro aparato, se le da a la corriente eléctrica un mensaje para empezar a fluir. Al bajar el interruptor el flujo de corriente se detiene.
A veces, ese flujo de corriente se detiene sin tocar el interruptor. Esto ocurre cuando los cables o circuitos se sobrecargan cuando hay demasiada electricidad, y un dispositivo o fusible en la casa, automáticamente rompe el circuito para evitar daños en los cables o incluso un incendio en su casa.
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