El estrecho del Bósforo


   El Bósforo, que tiene una orilla asiática y otra europea, es el estrecho que separa los dos continentes y, pese a sus 30 kilómetros de longitud, no sobrepasa los 3,700 metros de anchura.
   El Bósforo, estrecho histórico, pone en comunicación dos mares importantes y apenas si separa dos grandes continentes. Debe su nombre (Pasaje de los bueyes) a épocas antiguas, cuando rebaños de bueyes franqueaban a nado el pequeño brazo de mar. Darío, rey de los persas, lo atravesó con su ejército. También la primera Cruzada, en 1097, debió pasarlo a su vez y aun ahora se enseña, en la ribera, el árbol de Godofredo de Bouillon. Lo mismo en la ribera asiática que en la europea existen numerosas fortalezas destinadas en su día a la vigilancia del paso marítimo y terrestre. Una doble corriente recorre el estrecho: la de superficie procede el mar Negro y la más profunda aporta las aguas saladas del Mediterráneo, de una densidad superior.

La esfera de Magdeburgo



   Otto de Guericke, burgomaestre de Magdeburgo, ciudad alemana en la ribera del Elba, efectuó en público, en 1654, una espectacular experiencia para demostrar la fuerza de la presión atmosférica.
   Torricelli descubrió la existencia y la acción de la presión atmosférica. Partiendo de este hecho, Guericke demostró la potencia de la presión en el curso de una experiencia a la cual asistió el emperador de Alemania. Dos casquetes cóncavos y semiesféricos, que poían ajustar perfectamente, se unieron para formar una esfera de un metro de diámetro. Con la ayuda de una bomba neumática, Guericke hizo el vacío en su interior. Dos fuertes caballos tirando de los correspondientes casquetes no lograron separarlos. La presión del aire exterior inutilizaba la poderosa fuerza de las caballerías. A raíz de esta de mostración científica, Magdeburgo adquirió gran celebridad.

Las pinturas de Lascaux



   El abate Breuil, célebre especialista en prehistoria francés, exploró y dio a conocer, en 1940, la gruta de Lascaux, que se adentra en el flanco de la meseta que domina el Vezere, río del sudoeste del Macizo Central galo.
   La gruta de Lascaux es uno de los mas importantes monumentos prehistóricos. En efecto, en sus paredes rocosas existen mas de seiscientos dibujos y grabados realizados, hace veinte mil años, por los hombres paleolíticos que vivían en la zona. La mayor de sus salas (de 30 metros de longitud, 10 de anchura y 7 de altura) posee un friso de gigantescas pinturas de animales (toros, caballos, bisontes, uros, etc.) y muchas otras riquezas. Sin embargo, en 1963 hubo que suspender las visitas turísticas a la cueva: el aire, la luz y las bacterias amenazaban con destruir en pocos años tesoros que se han conservado perfectamente, gracias a la oscuridad y el aire enrarecido, durante veinte mil años.