El abate Breuil, célebre especialista en prehistoria francés, exploró y dio a conocer, en 1940, la gruta de Lascaux, que se adentra en el flanco de la meseta que domina el Vezere, río del sudoeste del Macizo Central galo.
La gruta de Lascaux es uno de los mas importantes monumentos prehistóricos. En efecto, en sus paredes rocosas existen mas de seiscientos dibujos y grabados realizados, hace veinte mil años, por los hombres paleolíticos que vivían en la zona. La mayor de sus salas (de 30 metros de longitud, 10 de anchura y 7 de altura) posee un friso de gigantescas pinturas de animales (toros, caballos, bisontes, uros, etc.) y muchas otras riquezas. Sin embargo, en 1963 hubo que suspender las visitas turísticas a la cueva: el aire, la luz y las bacterias amenazaban con destruir en pocos años tesoros que se han conservado perfectamente, gracias a la oscuridad y el aire enrarecido, durante veinte mil años.