Monte Pelée (Montaña Pelada) es el nombre de un volcán de la Martinica. Se muestra inactivo durante muchos años, pero de tarde en tarde entra en erupción y provoca catástrofes, como la tristemente famosa de 1902.
Como resultado de una erupción, entre 1929 y 1932, el Monte Pelée creció un centenar de metros, con lo que alcanza los 1.397. Es el punto más elevado de la Martinica. El volcán tuvo periodos de actividad en 1792 y en 1851, pero en 1902 experimentó la más violenta de sus erupciones, que destruyó la vecina ciudad de Saint-Pierre y ocasionó 30.000 victimas. El 8 de mayo bastaron pocos segundos para que la montaña, abriéndose por su flanco sur, dejara escapar no sólo lavas, sino unos densos gases de temperatura superior a los 600 °C. La nube ardiente inflamó a su paso todo lo que era combustible y aniquiló a los habitantes de la ciudad, situada a 10 kilómetros de distancia. Desde entonces, los habitantes de la Martinica miran constantemente su cráter, temerosos de que se repita tan terrible erupción.
Los primeros alimentos en conserva
Hasta finales del siglo dieciocho, lo único que se podía hacer para evitar que los alimentos se echaran a perder era secarlos, salarlos o introducirlos en aceite. Pero llegó el confitero francés Nicolás François Appert y tuvo la idea de calentar los productos alimenticios a 100 grados, con lo cual eliminaba las bacterias que causan la putrefacción, para meterlos después en recipientes de vidrio cerrados herméticamente. Trabajó muchos años
para perfeccionar el sistema. Por fin, en 1808, comercializó el primer bote de conservas. Dos años después, su compatriota Pierre Durand utiliza hojalata para los recipientes y crea las clásicas latas. Con estos antecedentes, los británicos Donkin y Jall instalan en 1811 la primera fábrica conservera del mundo. Pero quedaba por llegar el invento definitivo para conservar en buen estado de la comida. En 1895, el alemán Carl Linde desarrolla una técnica de enfriamiento de gases por etapas de expansión, base para la fabricación de refrigeradores.
para perfeccionar el sistema. Por fin, en 1808, comercializó el primer bote de conservas. Dos años después, su compatriota Pierre Durand utiliza hojalata para los recipientes y crea las clásicas latas. Con estos antecedentes, los británicos Donkin y Jall instalan en 1811 la primera fábrica conservera del mundo. Pero quedaba por llegar el invento definitivo para conservar en buen estado de la comida. En 1895, el alemán Carl Linde desarrolla una técnica de enfriamiento de gases por etapas de expansión, base para la fabricación de refrigeradores.
¿Por qué se ve el aliento salir de nuestra boca cuando hace frío?
Cuando respiramos, expulsamos vapor de agua. Normalmente no se ve, pero cuando hace frío, este vapor se transforma en tinas gotitas de agua que parecen humo.
En el proceso de la respiración, los pulmones expulsan vapor de agua, generalmente invisible. Pero el frío condensa el tenue vapor tibio procedente de los pulmones, en una acumulación de partículas más densas, muy próximas al estado líquido. Esta niebla de gotitas de agua es lo que vemos salir de la boca o de las fosas nasales cuando la temperatura es baja.
En el proceso de la respiración, los pulmones expulsan vapor de agua, generalmente invisible. Pero el frío condensa el tenue vapor tibio procedente de los pulmones, en una acumulación de partículas más densas, muy próximas al estado líquido. Esta niebla de gotitas de agua es lo que vemos salir de la boca o de las fosas nasales cuando la temperatura es baja.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)