Cuando respiramos, expulsamos vapor de agua. Normalmente no se ve, pero cuando hace frío, este vapor se transforma en tinas gotitas de agua que parecen humo.
En el proceso de la respiración, los pulmones expulsan vapor de agua, generalmente invisible. Pero el frío condensa el tenue vapor tibio procedente de los pulmones, en una acumulación de partículas más densas, muy próximas al estado líquido. Esta niebla de gotitas de agua es lo que vemos salir de la boca o de las fosas nasales cuando la temperatura es baja.