¿Es importante el color en las ventas?

  ¿Qué es el color? El color es un fenómeno físico pero, desde el punto de vista de las ventas, el color es la gente. La gente decide qué colores venderá y la gente decide prescindir de un deter­minado producto por el hecho de que no le gusta su color. La razón de que el color ejerza tal importancia en el cuadro de ventas es que apela a las emociones y no a la razón. Y que su forma de apelar es en gran parte subconsciente. Un niño responde al color mucho antes de reconocer su aspecto o su forma y esta consciencia subsiste a lo largo de toda la vida. Casi todo el mundo se siente atraído por el color. Los que no sienten atracción por los colores pueden ser pasados por alto en este contexto.

  • Los clientes a quienes gusta el rojo son extrovertidos.
  • Los clientes que tienen preferencia por el amarillo tienen tenden­cia a lo intelectual.
  • Los clientes con tendencia al azul-verde son analíticos.
  • La gente que compra lo azul tiene un control estricto de sus emo­ciones.
  • Los clientes del anaranjado son joviales.
  • Los compradores de morado tienen gustos artísticos.
  • Los clientes disciplinados buscan el marrón.

  La consumidora de tipo medio siente aprensiones en lo que se refiere a tomar decisiones por cuenta propia y busca orientación en lo que ve a su alrededor; en lo que hace la Sra. Jones, que vive unas puertas más arriba; en lo que ve anunciado o recomendado en las revistas, y en otras diversas influencias, todas ellas acumulativas. Cuando ve que la Sra. Jones, que vive unas puertas más arriba, hace exactamente lo mismo, sigue el mismo camino porque se siente influi­da por idénticas presiones.
  Esto no quiere decir que todo consumidor vaya a escoger exacta­mente lo mismo. La vida sería mucho más sencilla si así fuera aunque, por las mismas razones, la sanción por el fracaso en lo que se refiere al fabricante sería también más considerable. Ciertas personas tienen preferencia y las aversiones acostumbran a moverse en la misma di­rección. La mujer que le gusta el rojo, por ejemplo, comprará an­tes un rojo anaranjado que un rojo rosado si la tendencia va en esta dirección, pero posiblemente no compre un amarillo anaran­jado.

El enigma de las estatuas de la isla de Pascua (Rapa Nui)


  Cuando el navegante holandés Jaakob Roggeveen descu­brió la isla de Pascua en 1722, encontró allí enormes estatuas de piedra. Probablemente se preguntó quién las había esculpido y por qué. Si hubiera sabido cuántas estatuas había —más de 100 comple­tas y 150 medio terminadas—, y si hubiera sido capaz de compren­der la magnitud del trabajo, habría estado más sorprendido de lo que estuvo.
La isla de Pascua es pequeña —55 kilómetros de circunferencia— y alejada de cualquier otra isla. Es volcánica y más bien estéril, con pocos árboles, muchos insectos y casi sin animales a excepción de las ratas y los habitantes nativos.
  Las estatuas, con sus expresiones crueles y tamaño gigantesco, domi­nan la isla. Algunas tienen una altura de hasta una casa de 3 plantas y pesan más de 60 toneladas. Representan hombres caucásicos con largas orejas, grandes ojos, mejillas sobresalientes y piernas pequeñas. Aunque tienen algunas decoraciones alrededor del estómago están, por lo demás, desnudas. Todas han sido esculpidas de un modo tan simétrico que cuando se las coloca verticalmente, tienen un equilibrio perfecto.

Encuesta reveladora sobre medicamentos recetados


  Dolor, depresión, cardiopatía, osteoporosis... Sea cual sea la enfermedad, siempre parece haber fármacos para combatirla, y mucha gente depende de ellos. Según una encuesta realizada por la Organización Gallup en Estados Unidos, 48% de los adultos de este país toman medicamentos recetados, 82% de ellos para males crónicos y 26% para trastornos pasajeros.
  Entre los estadounidenses, el consumo de estatinas, analgésicos y antidepresivos es muy alto: 54% de quienes toman un fármaco afirman que, si lo retiraran del mercado, tra­tarían de conseguirlo en otro lugar; sólo 37% de ellos dejarían de consu­mirlo. Los hombres en particular estarían dis­puestos a hacer lo que fuera para conseguirlo: 60% de éstos intenta­rían comprarlo en otro sitio, mientras que sólo 50% de las mujeres lo haría.
  ¿A qué extremos po­drían llegar? Cerca de 78% de los encuestados dijeron que trata­rían de comprarlo a través del Internet, y 17% de ellos viajarían a otro país para adquirirlo. Lo cierto es que ambas opciones implican riesgos.