Frases sobre los negocios y el comercio

  • En miles de años no ha habido grandes progresos en la moral pública, en la filosofía, en la religión o en la política; pero el progreso en los negocios ha sido el mayor milagro que ha presenciado el mundo.—E. W. Howe.
  • Los negocios son los negocios. (Business in business).— Proverbio inglés.
  • Un financiero no es más que un prestamista con imaginación.—A. W. Pinero.
  • Los establecimientos bancarios son más peligrosos que los ejércitos permanentes.—Thomas Jefferson.
  • Un banquero es un hombre que os presta un paraguas cuando hace buen tiempo y os lo quita cuando llueve.—Anónimo.
  • El espíritu egoísta del comercio no reconoce patria ni siente ninguna pasión o principio salvo el del lucro.—Thomas Jefferson.
  • En las etapas precapitalistas de la sociedad, el comercio gobierna a la industria. En la sociedad moderna ocurre al contrario.—Carlos Marx.

¿Cómo se consigue que una pelota describa una curva en el aire?

Los deportistas que practican juegos de pelota saben todo acerca del efecto, y no sólo lo utilizan para hacer que la pelota cambie de dirección al tocar el suelo sino también para que describa curvas caprichosas en el aire.

En el siglo XIX el físico británico Lord Rayleigh llamó efecto Magnus a la trayectoria curvilínea que siguen las pelotas al girar sobre su propio eje, en recuerdo del investigador alemán Heinrich Gustav Magnus. Cuando una pelota es arrojada con efecto, jala aire a su alrededor en el sentido del giro, y al rozar la superficie de la pelota dicho aire es acelerado por un lado y frenado por el otro. Como el aire acelerado ejerce menor presión, el que pasa por el lado opuesto de la pelota crea una diferencia de presión que hace que la bola se curve.

El uso del efecto tiene ventajas en muchos deportes. Los tenistas profesionales, por ejemplo, pueden efectuar saques en los que la pelota parece salir de la cancha pero que repentinamente cae dentro de la línea de servicio.

¿Existía el espiritismo en los tiempos bíblicos?

La Biblia cuenta una de las "sesiones de espiritismo" más antiguas de las que se ha dejado constancia, un caso de comunicación con los muertos para conocer el futuro. El protagonista es el mismísimo rey Saúl, quien, según la cronología del Antiguo Testamento, comenzó a reinar en Israel el año 1028 a.C.
Se narra en el Primer Libro de Samuel, 28. Saúl se dispone a librar una batalla de final incierto contra los filisteos. Queriendo adivinar cuál será el resultado, recurre a una bruja experta en necromancia para que se lo pregunte a los muertos del Seol.
Del oscuro territorio de la muerte la hechicera hace emerger el espectro de un profeta fallecido hace tiempo, concretamente el de Samuel, que se aparece ante los vivos arropado en una vieja túnica. La nigromántica pregunta y Samuel informa de lo que el futuro le tiene reservado a Saúl: el rey de Israel no solo perderá la batalla, sino también su vida y la de sus hijos, y su reino pasará a manos de David. "Los habitantes del Seol -avisa a Saúl el espectral profeta- ya te esperan".