Medicina para embellecer o curar

Los continuos avances en tecnología biomédica han desatado la polémica. Nadie se opone a su utilización para vencer las enfermedades, pero muchos cuestionan su empleo en otros usos, como mejorar la apariencia física o regular las emociones.

Recientemente la revista PloS Medicine organizó un debate entre dos de los principales representantes de ambas posturas: Arthur Caplan y Carl Elliot. El primero partidario del uso pleno de esta tecnología, aseguró que no existen razones "por las que debamos dejar de mejorar nuestro diseño biológico". Elliot, por su parte, advirtió sobre el riesgo de que las compañías farmacéuticas exploten indiscriminadamente "la borrosa línea que existe entre la mejora y el tratamiento" con el fin, claro está, de vender más fármacos, necesarios o no.

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Flores seductoras

Algunas plantas saben muy bien como atraer a los insectos que buscan el néctar. Para ello usan unos compuestos químicos que excitan su visión sensible a la radiación ultravioleta.
Además, las mismas sustancias repelen a otros insectos que intentan alimentarse de ellas, como las orugas. Antes incluso de que el capullo de la flor se abra, ya que está cubierto de estas sustancias llamadas DIP, que han sido descubiertas por un equipo de entomólogos de la Universidad de Cornell, en EE.UU. Los pigmentos tiñen la flor con una coloración invisible al ojo humano, pero perceptible para la visión ultravioleta de algunos insectos polinizadores, como la abeja.
Los inverstigadores han encontrado estos pigmentos en el Hypericum calycinum, una planta del Sudeste europeo cuyas flores son de un amarillo uniforme. En cambio, para los insectos con ojos sensibles al ultravioleta, lo que destaca es un punto central más oscuro, hacia el que se dirigirán sin dudarlo.
Ahora, los expertos estudian si los patrones visuales desplegados podrían además ayudar a los insectos a reconocer una flor entre otras muchas.

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Las ovejas son excelentes fisonomistas

Las ovejas, injustamente tachadas de tontas, tienen en los investigadores del Instituto Babraham de la Universidad de Cambridge a los defensores acérrimos de una cualidad ignorada hasta ahora: su perspicacia fisonomista.

Según indican en Nature, estos animales pueden distinguir a congéneres conocidos de entre otras 50 ovejas. Parece que las células de los lóbulos temporal y frontal de estos ovinos se activan cuando ven el rostro de una oveja que les es familiar, del mismo modo que una persona reconoce a otra.

Para Keith Kendrick, director del proyecto, "esto indica que las ovejas pueden echar de menos a compañeras que ya no están".
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