Una estrella llega al final de su vida útil cuando consume todo su combustible nuclear. Sin combustible, no puede ocurrir la fusión nuclear, el proceso que empuja la materia hacia afuera desde el núcleo de la estrella y proporciona un equilibrio a su inmenso campo gravitacional. El destino de una estrella moribunda, sin embargo, depende de la masa de esa estrella.
Una estrella mediana, como el Sol, se encogerá y terminará como una enana blanca (estrella pequeña, extremadamente densa y de bajo brillo). Las estrellas más grandes -las que tienen más de tres veces la masa del Sol- explotan en una supernova y luego, en teoría, sufren un colapso gravitacional tan completo que forman agujeros negros (puntos únicos de masa y gravedad infinitas). Esas estrellas más grandes que el Sol, pero no más de tres veces su masa, también explotarán en una supernova, pero luego se derrumbarán sobre sí mismas para formar una estrella de neutrones densamente llena.
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