En la meseta de Gizéh, no muy lejos de la actual ciudad de El Cairo, se levantan unas gigantescas moles de piedra, en forma de pirámides. Los científicos, hasta ahora, han señalado que estas pirámides fueron construidas en el siglo XXV antes de Jesucristo, por los faraones Keops, Kefrén y Micerino respectivamente. Estos faraones pertenecían a la IV dinastía y siempre se ha supuesto que mandaron construir las pirámides de Egipto sólo como sepulcro. Ahora las cosas ya no están tan claras. En primer lugar, es difícil imaginar cómo se logró llevar a cabo la hercúlea tarea en una época en la que, si bien existía en Egipto una avanzada cultura, los medios mecánicos y técnicos eran prácticamente nulos. Bien es verdad que los faraones de la IV dinastía se caracterizaron por haber llevado al máximo una política centralista y autoritaria, lo cual explicaría la disponibilidad de miles y miles de esclavos acarreando a hombros y levantando sin poleas los bloques de piedra maciza. Aun así, resulta algo inverosímil, por ejemplo, que pudiera construirse la Gran Pirámide (la de Keops) en el período de tiempo correspondiente a su reinado. Esta pirámide tuvo originalmente 146 m. de altura y hoy tiene 137; en su fachada norte se halla una puerta de acceso al corredor que desciende hacia el interior de la pirámide y que fue abandonado; de él arranca otro corredor en dirección ascendente que lleva a una gran galería, la cual precede a la cámara funeraria donde se encuentra el sarcófago del faraón. Las pirámides de Kefrén y Micerino (de 136 m. y 60 m. de altura respectivamente) siguen este mismo modelo, aunque están mejor conservadas.
¿Quién hizo construir las pirámides de Egipto?
En la meseta de Gizéh, no muy lejos de la actual ciudad de El Cairo, se levantan unas gigantescas moles de piedra, en forma de pirámides. Los científicos, hasta ahora, han señalado que estas pirámides fueron construidas en el siglo XXV antes de Jesucristo, por los faraones Keops, Kefrén y Micerino respectivamente. Estos faraones pertenecían a la IV dinastía y siempre se ha supuesto que mandaron construir las pirámides de Egipto sólo como sepulcro. Ahora las cosas ya no están tan claras. En primer lugar, es difícil imaginar cómo se logró llevar a cabo la hercúlea tarea en una época en la que, si bien existía en Egipto una avanzada cultura, los medios mecánicos y técnicos eran prácticamente nulos. Bien es verdad que los faraones de la IV dinastía se caracterizaron por haber llevado al máximo una política centralista y autoritaria, lo cual explicaría la disponibilidad de miles y miles de esclavos acarreando a hombros y levantando sin poleas los bloques de piedra maciza. Aun así, resulta algo inverosímil, por ejemplo, que pudiera construirse la Gran Pirámide (la de Keops) en el período de tiempo correspondiente a su reinado. Esta pirámide tuvo originalmente 146 m. de altura y hoy tiene 137; en su fachada norte se halla una puerta de acceso al corredor que desciende hacia el interior de la pirámide y que fue abandonado; de él arranca otro corredor en dirección ascendente que lleva a una gran galería, la cual precede a la cámara funeraria donde se encuentra el sarcófago del faraón. Las pirámides de Kefrén y Micerino (de 136 m. y 60 m. de altura respectivamente) siguen este mismo modelo, aunque están mejor conservadas.