Las plantas que crecen en lugares fríos como las pendientes de las altas montañas, en el Ártico o en la Antártida, enfrentan dos problemas: las heladas y los fuertes vientos.
La planta edelweiss, o estrella de plata, crece en las laderas de los Alpes, en Europa. Sus flores y hojas son peludas para atrapar el calor del sol y evitar secarse por el viento.
Otras plantas de los Alpes sobreviven de una manera aún más inusual. Producen y emanan calor suficiente como para derretir la nieve de una pequeña área a su alrededor, lo que les permite crecer en el suelo congelado.
Muchas plantas de montaña crecen agrupadas, en forma de alfombras casi planas, para protegerse del frío y del viento. En algunos lugares, árboles como los sauces enanos y pinos alcanzarían apenas tus rodillas.