Las plantas necesitan luz solar, agua y aire para producir su propio alimento. Durante el día, la clorofila de las hojas absorbe la luz del sol. La energía absorbida le sirve para combinar el anhídrido carbónico del aire y el agua del suelo y convertirlo en un alimento dulce, la glucosa. Las plantas liberan oxígeno al aire como desecho, aunque parte de él lo usen para respirar. Este proceso se llama fotosíntesis. Las plantas pueden almacenar su alimento y usarlo cuando lo necesitan.
Los animales y las personas aprovechan esta habilidad de las plantas de producir su propio alimento ya que comen muchas especies de plantas y a la vez las reservas de alimento que ellas contienen.