La imagen de la televisión parece moverse por el mismo motivo que parecen moverse las imágenes en el cine.
¿Quién no ha tenido en sus manos uno de esos libritos que al hojearlos rápidamente dan la impresión de que se mueven las imágenes que contiene? En lugar de ver muchas imágenes, cada una de ellas un tanto distinta que la anterior, parece que vemos una sola imagen en movimiento.
La televisión y el cine son muy semejantes a las imágenes del librito de la derecha. En realidad, esas imágenes no se mueven. Cada una de ellas es un poco diferente de la anterior. Si las contemplamos una tras otra, en rápida sucesión, se funden y parecen ser una sola imagen que se mueve.
Eso ocurre porque la vista se engaña fácilmente. Si las imágenes pasan ante la vista a una velocidad mayor de diez por segundo, es imposible separarlas. Estamos viendo una imagen, cuando ya apareció la siguiente. Con esa rapidez, la vista no puede separar una imagen de otra.
"La imagen debe haberse movido", nos dice la vista.
Parece, en efecto, haberse movido, pero en realidad es una serie de imágenes que cambian tan rápidamente que la vista no las puede seguir.
Las imágenes de la televisión cambian treinta veces por segundo. ¡En un programa de una hora vemos 108,000 imágenes distintas!