"Técnicamente, no hay una superficie en el Sol", dice Sanjay Limaye de la Universidad de Wisconsin-Madison.
El científico y profesor del Centro de Ingeniería y Ciencia Espacial explica que, a diferencia de la superficie sólida aquí en la Tierra, la superficie del Sol es una masa de gas caliente que no tiene un límite claro con su atmósfera.
"El Sol es una estrella por lo que tenemos que analizar primero qué es una estrella: principalmente es gas hidrógeno cuyos átomos se fusionan y crea helio", dice Limaye. Si pudiéramos viajar por las regiones ultraperiféricas del Sol hacia su superficie, este gas - aunque muy tenue en un primer momento - poco a poco llega a ser tan denso que no podríamos movernos.
"Sin embargo, la temperatura y la presión es tan alta, que no hay posibilidad de que alguien se mantenga de pie en lo que creemos es una superficie", añade.
Sin embargo, el Sol tiene una superficie que podemos ver, llamada fotosfera. De cerca, se asemeja al burbujear del agua en una olla sobre la estufa, excepto que mientras el agua hierve a 100 grados Celsius, la fotosfera es 500 veces más caliente.
De esta superficie turbulenta, dice Limaye, corrientes de partículas salen disparadas hacia arriba de vez en cuando y luego hacen un giro hacia abajo, formando arcos gigantes que pueden tener miles de kilómetros de largo y que contienen millones de toneladas de material.