Los primeros automóviles

La idea de utilizar un motor de algún tipo para girar las ruedas de un coche es en realidad bastante vieja. El primer accidente automovilístico ocurrió en 1769, unos 240 años atrás. Un vehículo de vapor construido por el francés Nicolas Cugnot se volcó en una curva. Y la velocidad con que viajaba ¡era de menos de cinco kilómetros por hora!

En 1831, coches de vapor que transportaban hasta 18 pasajeros hacían viajes regulares entre las ciudades de Inglaterra a un promedio de ocho kilómetros por hora. Pero los poseedores de los caminos de peaje comenzaron a elevar sus tasas para los coches de vapor. A veces la gente arrojaba piedras a los vehículos. El gobierno también comenzó a aprobar leyes en contra de ellos. Una de estas leyes, llamada la ley de la Bandera Roja, mandaba que un hombre tenía que caminar delante del transporte de vapor y llevar una bandera roja durante el día o una linterna roja en la noche. Todos estos factores hicieron que los coches de vapor no lograran popularidad en Inglaterra.

Años más tarde, en Alemania, algunos personajes inventivos desarrollaron nuevas ideas acerca de los motores. Nikolaus Otto construyó un motor en 1876, que trabajaba muy parecido a un motor de gasolina moderno. En 1885, Gottlieb Daimler montó con éxito un pequeño modelo de este motor en una bicicleta. Este motor quemaba petróleo. En ese mismo año, otro alemán, Karl Benz, construyó un vehículo de tres ruedas, que era impulsado por un motor de gasolina. El automóvil moderno se originó en muchas de estas viejas ideas.

El primer coche de gasolina en los Estados Unidos fue construido en 1892 por los hermanos Charles y Franklin Duryea de Springfield, Massachusetts. Era un buggy con un motor de dos cilindros sujeto al eje trasero. Los Duryea no estaban satisfechos con este coche, sin embargo, y al año siguiente hicieron uno mejor. No pasaría mucho tiempo para que personajes como Elwood Haynes, R. E. Olds y Henry Ford construyeran sus propios automóviles.