La primera cosa que se hacía era sacar del cuerpo del difunto el hígado, los pulmones y otros órganos internos. Después el cuerpo se cubría con una especie de sal para que se secara. A los 40 días se le aplicaba aceite para evitar que la piel se agrietara. Entonces se rellenaba el cuerpo y se envolvía con vendas y, por último, se introducía en un ataúd llamado sarcófago.
Aparte de todos los preparativos que se le hacían al difunto para momificarlo, también contaba mucho el clima seco de Egipto en la conservación de una momia.
Las momias humanas naturales más antiguas son las egipcias de los periodos Naqada (5000-6000 años de antigüedad).