En 1783 una oveja, un perro y un pato fueron los primeros pasajeros que volaron en globo. Los hermanos franceses Joseph y Etienne Montgolfier fabricaron un globo de seda que recorrió tres kilómetros sobre París. Más tarde lanzaron otro globo, que elevó a dos voluntarios 400 metros en el aire.
Igual que hace dos siglos, hoy día lo que eleva un globo del suelo es el aire caliente que es más ligero que el frío. La enorme bolsa de nailon de un globo contiene gran cantidad de aire caliente, suficiente para levantar la cesta. Para elevarse, el piloto enciende un quemador de gas que calienta el aire, lo que impulsa al globo hacia arriba. Para descender, tira de una cuerda que abre una trampilla en la parte superior del globo, y así se escapa aire caliente.