Cuando alguien come, la comida va de la boca hacia el esófago, y de éste, hacia el estómago, donde se almacena temporalmente, y entonces es digerida.
Al llegar la comida, la pared del estómago hace que sus glándulas comiencen a trabajar. Un tipo de glándula emite un moco que lubrica la comida. Otras glándulas liberan ácidos que matan las bacterias en los alimentos, mientras que otras glándulas sueltan sustancias químicas especiales llamadas enzimas para descomponer los alimentos en pequeñas partículas.
Los poderosos músculos del estómago licúan toda esta comida junto con todas esas sustancias químicas. Esta descomposición la hacen los ondulantes movimientos peristálticos de los músculos. Estas ondulaciones se suceden regularmente cada dos segundos. Un músculo con forma de anillo guarda la apertura en el fondo del estómago, permitiendo en un inicio que sólo el líquido pase, a continuación, permite que algo del alimento en forma de pulpa se introduzca en el intestino delgado, donde continúa la digestión.
Debido a que el estómago es un órgano muscular, puede cambiar su forma dependiendo de la cantidad de comida en el mismo. Sin embargo, se ha comprobado que las personas altas y delgadas suelen tener largos y estrechos estómagos, mientras las personas bajitas y robustas, tienen estómagos anchos. Independientemente de la forma, la mayoría de los estómagos de los adultos contienen alrededor de un litro de líquidos y de alimentos.
Aunque el estómago es un órgano útil, ¡las personas pueden, y han vivido sin el estómago, si se les ha retirado debido a una enfermedad!