En 1861, un doctor llamado Joseph Lister se convirtió en cirujano en un hospital en Glascow, Escocia. Por aquel tiempo, muchos pacientes que se sometían a una cirugía, por lo común desarrollaban infecciones que les causaba la muerte o la pérdida de un miembro. Pero nadie sabía por qué.
Entonces Lister leyó un artículo escrito por el científico francés Louis Pasteur, en el cual Pasteur decía que organismos microscópicos, llamados bacterias o gérmenes, eran responsables del deterioro de la carne y la leche. Puesto que Pasteur menciona que estos gérmenes flotan en el aire, Lister se preguntaba si estos mismos organismos podían ser responsables de las infecciones que la gente desarrollaba después de una cirugía.
Así, Lister fue el primer médico en utilizar un antiséptico, una sustancia que mata los gérmenes, para luchar contra la infección. Él utilizó un producto químico llamado ácido fénico, y se cercioró de que todos los cirujanos limpiaran sus instrumentos con esta sustancia antes de que operaran a un paciente. Y cuando el paciente desarrollaba una infección, Lister ponía el producto químico directamente en la herida para matar los gérmenes.
Cuando Lister comenzó su trabajo en el hospital, casi la mitad de todos los pacientes que habían sido operados habían muerto después de una operación. ¡Después de que Lister descubriera las ventajas de los antisépticos, el índice de mortalidad cayó al 15 por ciento!
Hoy ningún doctor pensaría en operar a un paciente sin primero lavar sus manos y sus instrumentos en un antiséptico. Hoy utilizamos antisépticos tales como yodo en pequeñas heridas y rasguños para matar los gérmenes que pudieron causar una infección.
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