Mercurio (metal)

   El mercurio es uno de los pocos metales que el hombre conocía desde las épocas más remo­tas, según lo revela el hecho de haber sido en­contrado en tumbas egipcias que datan del año 1500 a. de J.C. El nombre común es azo­gue. Es el único metal hasta hoy descubierto que a la temperatura y presión normales se pre­senta en estado líquido. Esta circunstancia y el hecho de poseer un brillo intenso, como de plata, dio lugar a que se lo llamara antiguamen­te hidrargirio, que significa plata líquida. De allí proviene su símbolo químico que es Hg. El número atómico del mercurio es 80, su peso atómico 200,61 y su densidad 13,6. Se solidifi­ca a los 39 grados C. bajo cero y hierve a los 357.
   Es tan elevada la tensión superficial del mercurio, que di­cho metal no moja la mayoría de los cuerpos; encerrado en un tubo de cristal, forma un menisco convexo. Si se derrama un poco de mer­curio sobre una superficie plana se observa que se divide en un gran número de pequeños glóbulos, de gran movilidad.
   El mercurio suele ocurrir en estado nativo en la naturaleza, pero es más usual obtenerlo de un mineral llamado cinabrio, de bello co­lor rojo. Dicho mineral es un sulfuro mercú­rico que se encuentra en muchas clases de ro­cas, casi todas de origen volcánico. Se cree que las elevadas temperaturas y enormes pre­siones que siempre acompañan a los fenómenos volcánicos produjeron la unión de los vapores de azufre y de mercurio.
   Dado que el mercurio se volatiliza a una temperatura relativamente baja, o sea a los 357 grados C., como ya se dijo, su obtención en estado puro no presenta dificultades. El proceso metalúrgico se reduce a tostar el ci­nabrio en hornos especiales, a una temperatu­ra de unos 500 grados C., y a condensar el va­por de mercurio que se forma.
   Cerca de una tercera parte de la producción mundial de mercurio encuentra aplicación en la preparación de productos farmacéuticos, por sus propiedades antisépticas. El resto se em­plea en la industria, bien sea en la prepara­ción de pinturas, fulminantes para explosivos, lámparas de rayos ultravioletas, etc. También se emplea en la fabricación de termómetros, barómetros y al­gunos otros instrumentos científicos.
   El mercurio se liga con gran facilidad con otros metales. Dichas aleaciones reciben el nombre de amalgamas. En tiempos pasados, este procedimiento era el que se seguía para separar el oro y la plata de sus minerales. En América lo introdujeron los conquistadores es­pañoles y al mercurio se debió el auge que alcanzó la minería en México, Perú y otros países en tiempos de la colonia.