Los jardines de Xochimilco


   Al sur de la capital mexicana se extienden los huertos de los floricultores que abastecen a México. En esta zona se hallan los pintorescos jardines colgantes de Xochimilco.
   Xochimilco significa "el lugar de los campos de flores", y los jardines flotantes o chinampas son simplemente franjas de tierra cultivadas, separadas por canales de agua dulce instalados en una antigua y vasta laguna. Los chinampas ofrecen su mejor aspecto durante la primavera. pero durante todo el año, en los fines de semana, llegan multitud de mexicanos a pasearse y a distraerse en los merenderos construidos a la orilla del agua. En las trajineras, barcas de fondo piano, provistas de un toldo de lona, recorren los jardines y escuchan las orquestas típicas, también flotantes, se beben refrescos y se consumen unos taquitos que ofrecen los nativos en los cafetines flotantes.

Las famosas vidrierías de Murano

   En el siglo X, el arte de fabricar y trabajar el cristal hizo famosa a Venecia. Para evitar el peligro de incendio y conservar el secreto de las técnicas de fabricación, los hornos fueron transportados a la vecina isla de Murano.
   En la laguna de Venecia, en la isla de Murano, numerosos talleres fabrican vidrio mundialmente solicitado: cristales finos, vasijas, arañas. objetos decorativos... En su producción se emplea cristal de sosa de diversos colores que tiene la propiedad de endurecerse lentamente y, por tanto, puede ser modelado con ayuda de tenazas, recocido y soldado. Los vidrieros de Murano han inventado el vidrio lechoso, las perlas jaspeadas, el vidrio marmóreo y el cristal azul céfiro. Trabajan de modo tradicional y rudimentario.

¿Dónde estaban los Jardines Colgantes?



    No lejos de Bagdad, en Irak, en el Asia Occidental, existió antiguamente la gran ciudad de Babilonia, capital construida en la ribera del Éufrates y embellecida por su rey Nabucodonosor.
Los jardines colgantes de Babilonia merecieron figurar entre las "maravillas del mundo". Se elevaban en bancales sucesivos, como una pirámide rectangular, que formaban cada uno de ellos una terraza, sostenida por pilares o arcos de piedra y ladrillos recubiertos de esmalte. En cada terraza había una espesa capa de tierra cuidadosamente fertilizada. Crecía allí una vegetación lujuriante y variada: árboles frutales, palmeras, arbustos con flores, plantas verdes o trepadoras, flores... En estos maravillosos jardines de la reina de Babilonia, el agua, que era llevada hasta el más alto de los bancales, se esparcía en cascadas sucesivas y mantenía un frescor propicio al desarrollo de las plantas.