La costumbre de beber té


   El acto de beber el té ha sido objeto de una serie de antiguas reglas: "Así como el vino se presta para una bulliciosa y alegre re­unión, el té está hecho para ser saboreado en una apacible tertulia. Para apreciar las virtudes de esta exquisita bebida, es necesario paladearla en reducida compañía: el placer de paladearla con tranquilidad no debe perturbarse con el bullicio de numerosas personas. "Beber el té estando solo, es disfrutarlo apartado; beberla entre dos es placente­ro; entre tres o cuatro, delicioso, y entre cinco o seis, ya es ordina­rio, vulgar". Estas normas sobre el saboreo del té fueron escritas por un chino; merecen, por tanto, nuestra consideración, dado que el pueblo chino bebe té en mayor cantidad y desde hace mucho más tiempo que cualquier otro pueblo.
   En efecto, parece que el cultivo de esta planta se remonta, en Chi­na, al siglo IV después de Cristo. En Europa el té fue introducido en el siglo XVI, posiblemente, por viajeros portugueses; el uso de la bebida no comenzó a difundirse hasta el siglo siguiente, especial­mente en Holanda y Francia, y luego en Inglaterra, donde fue puesto de moda por Catalina de Braganza, esposa del rey Carlos II.

El mar, un mundo de misterio


El mar guarda múltiples secretos para los exploradores. En este mundo aparentemente silencioso se desplazan los más diversos peces y vi­ven las más extrañas plantas. Hace ya bas­tante tiempo, los buceadores y los esca-fandristas descubrieron paisajes submarinos sorprendentes, pero hubo que esperar a que se inventasen el submarino y el batis­cafo para tener acceso al vasto mundo desconocido de las profundidades. El hombre no tardará en instalar en el fondo de los mares industrias que le permitirán explotar fácilmente las riquezas naturales que allí existen.

El futuro de la energía solar

   El Sol, que puede ser considerado un enorme reactor termonuclear, puede ofrecer al hombre una ayuda que hoy en día es difícil calibrar con exactitud. Desde el año 1955 existe la Solar Energy Society, aso­ciación internacional cuya finalidad es profundizar en las investigacio­nes acerca del Sol, para obtener datos sobre la forma de utilizar sus radiaciones.
   Hasta hoy se han realizado algunos aparatos capaces de utilizar la ener­gía solar.
   Uno de ellos es el faro Crossness, situado en el estuario del Támesis, que aprovecha el Sol transfor­mando su luz en electricidad, ali­mentando así las baterías que son necesarias para encender su foco. En las cercanías de Nervi se han experimentado tres centrales de energía solar: unos espejos circu­lares especialmente diseñados ha­cen converger los rayos del Sol sobre una caldera, en la que se ge­nera vapor destinado a producir fuerza motriz.
   Las baterías de muchos satélites artificiales suelen alimentarse tam­bién por medio de la energía solar.