Se encuentra fósil de joven dinosaurio

   Nunca antes se había hallado el fósil de un Nodosaurus tan joven. Se cree que estos dinosau­rios vivieron hace unos 110 millones de años durante el Cretácico Temprano, pero no es común hallar sus restos en territorio estadounidense. Por eso, de acuerdo con un profesor de la Johns Hopkins University School of Medicine, gracias a este descubrimiento se podrá aprender más acerca del desarrollo de los cráneos en las prime­ras etapas de la vida de estos seres. Por el tamaño tan pequeño del espécimen, se cree que en el área en que fue encontrado hubo un nido y que el pequeño caminó por los alrededores después de salir del huevo. Este fósil -que permitió que los científicos designaran una nueva especie llamada Proponoplosaurus marylandicus- permitirá que los expertos indaguen más en la biología reproductiva y la vida en general de los dinosaurios que habita­ron en la zona de Maryland.

León Tolstoi

   Pocos hom­bres de los tiempos modernos han tenido tanta in­fluencia sobre el pensamiento del mundo como León Tols­toi. Sus novelas son modelos vivos de vigor y de realismo, y sus ideas sociales han irradiado a todas las partes del mundo.

   Nació en 1828 en Yasnaia Poliana, Tula; fue el quinto hijo de una familia noble de Rusia. En su libro Infancia, cuenta los recuerdos de su vida en el campo, de cómo aprendió a montar a caballo y de cómo trató de volar saltando desde la ventana de un segundo piso. Ya desde la escuela, en Moscú, anun­ciaba una despierta inteligencia y un profundo ta­lento. Su tutor decía: "Este chico tiene inteligencia; es un pequeño Moliere". Pero el joven tenía cuali­dades superiores: no era un muchacho simplemente listo. Ya en sus primeros años, bus­có la verdad por medio de toda clase de especulaciones.

¿Quién inventó la pólvora?

   Una mezcla de polvo negruzco, com­puesta de salitre, azufre y carbón, empezó a revolucionar, a partir del siglo XIV, todo lo que hasta enton­ces se entendía por armamento y por arte de la guerra. La aparición de la pólvora determinó la creación de las armas de fuego, y éstas pron­to impusieron su ley en los campos de batalla, donde al fragor del acero se vino a sumar el estampido ensor­decedor, el olor y el humo que producía aquel invento diabólico. Nace la artillería, los arcabuces sustituyen a las lanzas y picas, se revoluciona la caza, las minas encuentran un poderoso auxiliar en los explosivos y los festejos ven surgir un nuevo arte: la pirotecnia. Aunque la pólvora era ya conocida en Europa en el siglo XIII, como lo demuestra una carta del sabio fran­ciscano Roger Bacon, en la que habla de los ingredientes necesarios para producirla y de sus propieda­des detonantes, no fue utilizada de forma generalizada para el funcio­namiento de las armas de fuego hasta que éstas fueron introducidas por los árabes, en sus luchas contra los cristianos en España. A fines del siglo XIV, las armas de fuego empe­zaban a ganar terreno en todos los ejércitos.
   Sin embargo, la pólvora había sido inventada bastante antes. Las le­yendas afirman que los chinos la empleaban desde tiempos muy re­motos, y desde luego consta que en China se empleaba en el siglo XI pa­ra propulsar rudimentarios cohetes. Y también consta que los chinos eran muy aficionados a los fuegos artificiales desde tiempos inmemoria­les. Si los chinos conocían las facul­tades destructivas de la pólvora, al menos no la emplearon con ese fin. Por el contrario, el empleo predomi­nante que Occidente hace de ella nada tiene de pacífico. La mezcla de carbón, azufre y salitre (o nitrato potásico) se convierte en un instrumento de poder y de conquista. Gra­cias a las prodigiosas armas de fue­go (que quizá nunca llegara a imagi­nar el chino que inventó la pólvora) la inmensa América sería conquista­da por un puñado de hombres, ante el asombro, el pavor y la impotencia de los indígenas.