¿Cómo se protegen las plantas de sus enemigos?

   Como las plantas no pueden escapar del peligro necesitan otros medios para defenderse de sus enemigos, que son principalmente los animales que las atacan buscando alimento. Además, necesitan protegerse del clima. Por esto poseen ingeniosos mecanismos de autodefensa que incluyen armas como espinas, púas y venenos.

   Las hojas del acebo tienen doble protección: son satinadas para no secarse con el viento frío y espinas en los bordes para que los animales no se las coman. La próxima vez que veas un acebo, mira la diferencia que hay entre sus hojas. Las que se hallan próximas al suelo tienen más espinas pues corren mayor peligro de ser mordidas por los animales.

   Algunas plantas contienen venenos mortales que pueden ahuyentar incluso a los animales más hambrientos. Entre los hongos (setas) muchas especies son comestibles, pero otras son tóxicas y hasta mortales. Si comieras una amanita verna morirías. Las hojas de la digital contienen sustancias que pueden dañar al corazón. Sin embargo, en pequeñas dosis estas sustancias se usan para curar enfermedades del corazón.

¿Cuándo apareció la revista ‘Time’?

   Time, el semanario estadounidense más imitado y vendido del mundo, nació el 3 de marzo de 1923. Fue cofundado por Britton Hadden y Henry Luce. Su lema es: "Time intenta mantener a la gente bien informada y trata de hacer la información legible y accesible".
   Desde el año 1989 Time forma parte del grupo Time Warner. En febrero de 2012, por primera vez en su historia, el semanario publicó su titular principal de portada en español. La frase "Yo decido", del número en cuestión, pretendía ilustrar la creciente importancia del electorado hispano en los comicios presidenciales de Estados Unidos.
   El estilo del semanario Time es similar a otras publicaciones como NewsweekU.S. News and World Report.






¿Qué es una mirilla óptica?


   Ver sin ser visto: éste es uno de los viejos deseos humanos. Está expresado en las antiguas leyendas y en los cuentos de hadas, como en la historia del famoso asno de Giges, rey de Lidia, e incluso en la novela moderna, como en El hombre invisible, de Wells. Pero la realización de este deseo la tenemos aquí, cómodamen­te, en nuestra casa, y la satisfacemos a costa de las gentes de fuera: visillos, per­sianas, cortinas, espejos inclinados colo­cados al borde de la ventana, y tantos sencillos medios que nos permiten vigilar al prójimo sin que éste se entere. Entre esos medios figura también la mirilla, esa abertura practicada en la puerta. Y mejor aún la mirilla óptica, que consiste en una pe­queña lente que nos proporciona una ima­gen reducida de todo el rellano de la escalera.