Como las plantas no pueden escapar del peligro necesitan otros medios para defenderse de sus enemigos, que son principalmente los animales que las atacan buscando alimento. Además, necesitan protegerse del clima. Por esto poseen ingeniosos mecanismos de autodefensa que incluyen armas como espinas, púas y venenos.
Las hojas del acebo tienen doble protección: son satinadas para no secarse con el viento frío y espinas en los bordes para que los animales no se las coman. La próxima vez que veas un acebo, mira la diferencia que hay entre sus hojas. Las que se hallan próximas al suelo tienen más espinas pues corren mayor peligro de ser mordidas por los animales.
Algunas plantas contienen venenos mortales que pueden ahuyentar incluso a los animales más hambrientos. Entre los hongos (setas) muchas especies son comestibles, pero otras son tóxicas y hasta mortales. Si comieras una amanita verna morirías. Las hojas de la digital contienen sustancias que pueden dañar al corazón. Sin embargo, en pequeñas dosis estas sustancias se usan para curar enfermedades del corazón.