Datos interesantes sobre el trébol


   Los tréboles y las abejas forman una es­pecie de sociedad de socorros mutuos; los tréboles proporcionan el néctar, alimento dulce y tentador del cual son muy gustosos los industriosos insectos; las abejas, en cambio, facili­tan la polinización y con ello, la fecundación de las plantas. Cuando se llevaron algunas de las variedades más importantes de trébol desde Asia, su país de origen, a Europa, y de ésta, a América, demostraron ser bue­nos emigrantes; prosperaron en los nuevos campos lo mismo que en los de su patria remota. Sin embargo, cuando fue llevado a América el trébol de Australia, creció y floreció, pero no pro­dujo semillas. Estudiaron los hombres de ciencia el enigma hasta que descubrieron que su amigo y aliado, una especie de abejorro, lo había abandonado, pues permaneció en el país de origen del trébol sin atreverse a arrostrar la aventura de la emigración. El trébol rojo de­pende en gran parte del abejo­rro que transporta su polen, pues su néctar se produce y está almacenado en un lugar tan profundo de la flor, que solamente los insectos de promuscis o glosa larga pueden alcanzarlo. El trébol blanco y el dulce sumi­nistran un excelente manjar a las abejas, las cuales fabrican con el néctar que toman de ellos una miel muy estimable.

¿Qué son las piedras preciosas?


   Cerca de cien clases diferentes de minerales se llaman piedras preciosas. Son escasas y muy valiosas. Entre ellas están los zafiros, rubíes, esmeraldas y diamantes. Las piedras preciosas se extraen de minas subterráneas. Luego se cortan, se pulen y se convierten en hermosas joyas.
   Todos los minerales, incluso las piedras preciosas, se clasifican según su dureza. Los minerales más duros de la Tierra son los diamantes que sólo pueden ser cortados con otro diamante. El más suave es el talco, empleado en productos de higiene y cosmética.

¿Qué es la Trinidad?

   En el sentir cristiano y dentro de la doctrina teológica católica, según el dogma de la Santísima Trinidad, Dios es uno en Esencia, como ser absoluto, por naturaleza y substancia, y trino en las Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es éste el misterio más excelso y fundamental del Cristianismo. Nada más fiel para abarcar este subli­me misterio que las palabras de San Atanasio: "La fe católica consiste en venerar un solo Dios trino en persona y uno en esencia, sin confundir ni separar la substancia, porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo; mas una sola es la Divinidad del Padre, la del Hijo y la del Espíritu Santo, igual su gloria y coeterna su majestad".