Leopoldo Lugones

   Leopoldo Lugones fue gran un poeta argentino nacido en en Río Seco, en la prov. de Córdoba. Ocupó diversos puestos públicos: funcionario de correos y telégrafos, director de la Biblioteca del Consejo de Educación y re­presentante argentino en el comité de coope­ración intelectual de la Sociedad de Naciones. Lugones viajó por Europa y se sintió muy vinculado a Francia, lo mismo que a los E.U.A. En políti­ca evolucionó del socialismo al nacionalismo más intransigente. Leopoldo Lugones murió quitándose la vida en un hotel, cerca de Buenos Aires.

   Su personalidad es múltiple y, como poeta, según muchas opiniones, es una de las figuras más sobresalientes de toda la América Hispana en la época contemporánea. Su espíritu, de una gran inquietud emotiva, lo llevó a expe­rimentar cada vez formas poéticas distintas para dar expresión a su afán de renovación.

El nacimiento de la Gran Industria

   HACE 25 SIGLOS, en tiempos de Pericles, solía verse pasar por las calles de Atenas a un individuo muy elegante, senta­do en lujosa litera y seguido por una reducida escolta de esclavos y acólitos. Si algún forastero preguntaba quién era aquel potentado, luego los atenienses le respondían:
—¡Es Cefalo! ¡Tiene una fábrica de escudos con ciento veinte obreros!
   Y el establecimiento de Cefalo no era el único. También había grandes talleres metalúrgicos y otras empresas indus­triales llamadas "ergarteria" que producían al por mayor. Esto podría inducirnos a suponer que la "gran industria" data de ese entonces, lo que sería un error. Aquellos talleres no eran, en realidad, "fábricas", pues no producían en base a medios mecánicos, sino explotando el trabajo manual de los esclavos.
   En el concepto moderno suele llamarse "gran industria" al desarrollo fabril impulsado por las máquinas, desde me­diados del siglo XVIII. Sus comienzos constituyen un acon­tecimiento más trascendente que la Revolución Francesa.

¿Cómo producen las plantas las semillas?

   Cuando una flor ha sido polinizada, un grano masculino de polen se une a la parte femenina de la flor para producir una semilla, que finalmente será una nueva planta. Pero primero debe separarse de la planta madre para que no compitan por espacio, luz, agua o nutrientes.
   La planta necesita ayuda para esparcir sus semillas, igual que las flores para esparcir el polen. Hay semillas, como las de diente de león, tan livianas que pueden ser transportadas por el viento. Además sus formas las ayudan a volar.
   El fruto del cadillo contiene pequeños ganchos que se adhieren a las pieles de los animales que al rascarse esparcen las semillas. Los pájaros disfrutan de las dulces bayas o las cerezas. Las semillas que contienen, resistentes a la digestión, pasan a través del animal y se esparcen entre las heces del animal.
   El laburno tiene frutos en forma de vainas que se abren y arrojan las semillas explosivamente. Si alcanzan un lugar apropiado, brotan nuevas plantas. Estas semillas son venenosas para nosotros, al igual que muchas de las bayas.