Cuando una flor ha sido polinizada, un grano masculino de polen se une a la parte femenina de la flor para producir una semilla, que finalmente será una nueva planta. Pero primero debe separarse de la planta madre para que no compitan por espacio, luz, agua o nutrientes.
La planta necesita ayuda para esparcir sus semillas, igual que las flores para esparcir el polen. Hay semillas, como las de diente de león, tan livianas que pueden ser transportadas por el viento. Además sus formas las ayudan a volar.
El fruto del cadillo contiene pequeños ganchos que se adhieren a las pieles de los animales que al rascarse esparcen las semillas. Los pájaros disfrutan de las dulces bayas o las cerezas. Las semillas que contienen, resistentes a la digestión, pasan a través del animal y se esparcen entre las heces del animal.
El laburno tiene frutos en forma de vainas que se abren y arrojan las semillas explosivamente. Si alcanzan un lugar apropiado, brotan nuevas plantas. Estas semillas son venenosas para nosotros, al igual que muchas de las bayas.