¿Qué es una corredera?

   Cuando se dice que un barco navega a "tantos nudos", la expresión puede parecer abstracta a quien no haya visto nunca des­enrollarse el cordel de una corredera. Este sencillo instrumento, que hace mucho tiempo emplean los marinos para medir la velocidad aparente de un barco, dispone de un flotador de madera, la barquilla, pieza triangular lastrada que se echa a la mar. Esta barquilla, al ofrecer resistencia al agua, hace que se desenrolle un cordel que va fijado al barco y que está enrolla­do en un carrete que le permite devanarse rápidamente, una vez echada la corredera. El cordel lleva varias señales. La primera de ellas es la marca, que consiste en un trozo de estambre colocado a una distan­cia de la barquilla igual a la longitud del barco.
corredera
Después de esta marca se suceden los au­ténticos nudos. La distancia de un nudo a otro es la ciento veinteava parte de una milla marina (cuyo valor es de 1 852 m). Como la ciento veinteava parte de una hora son treinta segundos, la cantidad de nudos contados en treinta segundos por medio de un reloj de arena es equivalente a la cantidad de millas marinas que se navegan por hora. Así, por ejemplo, un barco que navega a 10 nudos (sobretodo no añadáis "por hora"), se desplaza a una velocidad de 10 millas por hora, o sea 10 veces 1 852 m (que son 18,52 km por hora). En resumen: un nudo es una milla por hora. Hoy en día es usual la corredera automáti­ca, que se compone de una hélice que gira en la estela del barco y cuyo número de vueltas, registrado por un dispositivo eléctrico, se traduce en millas sobre un cuadrante

La Selva Negra (Alemania)


   Cuentos de enanos, duendes y hadas corren de boca en boca en los valles y alturas boscosas de la famosa Selva Negra de Ale­mania, como recuerdo de viejas tradiciones.
   La Selva Negra está situada en el codo formado por el río Rin, cuando, desde el lago de Constanza, corre hacia el O. entre Württemberg y Badén, y vuelve rápidamente hacia el N. En esta dirección, se ven las redondeadas montañas, coronadas por obscuros bosques de pinos y abetos, que le han dado nombre (en alemán, Schwarzwald). En los lugares donde el sol pasa a través del espeso follaje, gran­des espacios semejantes a catedrales son los sitios donde se producen los encantamientos, según la creencia popular. Las aldeas en la Selva Negra están situadas en es­trechos valles, a orillas de las corrientes de agua, y aquí y allá, existen viviendas aisladas, medio ocultas entre la arboleda. La longitud de esta cadena de montañas es aproximadamente de 500 Km, y su an­chura media, de 135. La mayor elevación corres­ponde a la redonda cumbre del Feldberg, que al­canza 1470 metros. Cuando se llega a ella desde los elevados picos cubiertos de nieve de los Alpes, si­tuados unos 160 Km al S., la Selva Negra parece únicamente una masa de pe­queñas colinas cubiertas de bosque.

¿Qué es la sensación de ingravidez?


   Si saltas del bungee desde un puente o estás dentro de un avión en picada, sentirás como tu peso se reduce a cero. Los astronautas experimentan la misma evidente sensación de ingravidez durante las misiones espaciales, donde es a la vez una fuente de placer y malestar. El término "gravedad cero" se aplica en ocasiones a este estado. Sin embargo, al igual que el término "ingravidez", es algo engañoso. La gravedad todavía está presente ya que si no fuera así nada mantendría la nave espacial en órbita. Y aunque los astronautas no sientan su propio peso en el espacio, aún siguen siendo atraídos por el campo gravitatorio de la Tierra. Lo que causa la sensación de ingravidez es el hecho de que tanto astronautas como las naves espaciales están cayendo hacia la Tierra.
   En estas condiciones, no puedes caminar, sino que flotas de un lugar a otro. Las cosas están a la deriva y los cuerpos pesados ​​se pueden levantar fácilmente. Los astronautas pueden experimentar náuseas temporales, molestia conocida como la enfermedad del espacio; pero más grave es la pérdida de tono muscular y la fortaleza de los huesos, y una disminución de los glóbulos blancos en la sangre que combaten las enfermedades. Para hacer frente a estos efectos, los astronautas deben realizar ejercicios rutinariamente durante los vuelos espaciales de larga duración.