Minas de sal y azufre

   Aunque los océanos están llenos de agua salada, la forma más práctica de explotar la sal es sacándola de minas subterrá­neas. A veces se le encuentra a sólo unos cuantos metros de la superficie, pero en ocasiones se halla a mayor profundidad. La sal se explota en forma semejante a como se extrae el carbón.
   Otro método de extraer la sal es aprovechando el hecho de que se disuelve en agua. Se bombea agua a presión en el estra­to salino, por medio de tubería. El agua salada se bombea a la superficie por otros tubos. Después, se le refina.
   El azufre se extrae en los Estados Unidos siguiendo otro método ingenioso, llamado el proceso Frasch. Ese método apro­vecha la circunstancia de que el azufre se derrite a una tempera­tura relativamente baja. Se introducen en el estrato de azufre tres tubos concéntricos. Por ellos se presiona aire comprimido y agua muy caliente. El agua caliente disuelve el azufre, en tan­to que el aire comprimido obliga a la mezcla líquida de agua y azufre a ascender hasta la superficie.

La gran transformación de la energía

   Cuando se da cuerda a un reloj se rea­liza un trabajo que, en forma de ener­gía, queda "almacenado" en la cuerda. Energía es todo lo que puede transfor­marse en trabajo mecánico. Cuando se­paramos un péndulo de la vertical, se realiza un trabajo. Mediante éste, el péndulo recibe cierta energía poten­cial. Al soltarlo, la energía potencial se transforma en energía cinética (o ener­gía de movimiento). De la misma mane­ra, la energía potencial del agua de un pantano se transforma en energía ciné­tica que, en los generadores de una central, proporciona electricidad. La energía de radiación del Sol propor­ciona energía mecánica a los vientos y al agua. La energía solar puede trans­formarse también en energía química, mediante las plantas y el oxígeno. Los animales comen plantas y transforman la energía química en calor y energía mecánica (energía muscular).

¿Cuál es la función del anticongelante en los autos?

La importancia del anticongelante


   La adición de determinadas sustancias a un líquido disminuye notablemente el punto de congelación de dicho líquido. Este fenómeno físico se aprovecha en tiempo frío para mantener el agua de re­frigeración del radiador en estado líquido. Hay que evitar que se convierta en hielo, ya que, al ocupar éste más volumen que el agua de que está formado, ejercería fuertes presiones sobre las paredes de los recipientes cerrados y podría deterio­rar gravemente tanto el radiador como el grupo de cilindros.
   Para evitarlo, se vierte en el radiador un anticongelante, a base de alcohol o de glicerina, que resulta muy eficaz al mezclar­se con el agua del sistema de refrigeración.