En la costa oriental de Sicilia, en la isla de Ortigia, unos griegos procedentes de Corinto fundaron la ciudad y puerto de Siracusa, en el siglo VIII antes de J.C. Aquí se construyó el mayor de los teatros griegos.
La ciudad de Siracusa, situada en el sur de Italia, bajo el cielo azul y luminoso del Mediterráneo, tuvo, y aún conserva, un renombre extraordinario. Arquímides nació en ella y allí descubrió el principio que le hizo inmortal. Las grandiosas ruinas griegas de Siracusa atraen a los turistas y a los historiadores, a pesar de los destrozos ocasionados por el tiempo, los temblores de tierra y los saqueos de los bárbaros. El teatro antiguo, el mayor del mundo griego, fue excavado en la roca. Se comprende la proeza realizada por sus constructores al comprobar que las 46 hileras de gradas se extienden a lo largo de un circulo de 138,50 metros de diámetro. En 878, los árabes y en 1085, los normandos, devastaron la ciudad y destruyeron su parte antigua.