Pasteurizar determinados alimentos, como la leche o la cerveza, consiste en destruir los fermentos y microbios que contienen sin alterar su sabor. Este procedimiento permite conservarlos frescos mucho más tiempo.
Las conservas en lata son productos cocidos y hervidos a fin de destruir los gérmenes que podrían alterarlos. No obstante, también se pueden destruir por medio del calor los microbios y fermentos de la leche o de la cerveza sin necesidad de ebullición previa y, en consecuencia. sin tener que modificar el sabor del producto en crudo. Basta con someterlos, durante cierto período de tiempo, a una temperatura de cincuenta o sesenta grados para que queden destruidos los gérmenes nocivos y se pueda prolongar, de forma considerable, su conservación. La leche pasteurizada se conserva perfectamente en recipientes herméticos.
Las cámaras de pasteurización con presión (como la que se muestra en la foto) sirven para la pasteurización rápida de platos preparados en envases con papel de aluminio. El resultado supone la duplicación de la conservabilidad, sin la pérdida del sabor ni la frescura del color.