El cartero distribuye a domicilio las cartas, paquetes, periódicos e impresos, paga los giros y cobra los reembolsos. En los buzones de correos recoge los envíos depositados por los particulares.
Antes de comenzar su diario recorrido, el cartero ha recogido, seleccionado y clasificado el correo. El ruido de sus pasos o el timbre de su bicicleta anuncia una llegada siempre esperada. Conoce todas las calles, todos los caminos, todas las casas, todos los pisos del sector de la ciudad o del campo en que trabaja. Para ser reconocido mejor por todos, el cartero lleva un uniforme azul y una gorra característica. Muchos carteros se desplazan en su fiel bicicleta, en ciclomotor o incluso en una pequeña furgoneta. El cartero es siempre recibido con simpatía y con frecuencia se convierte en confidente y amigo de sus «clientes», sobre todo en las zonas rurales, pues en la ciudad cada escalera dispone de buzones individuales que son una barrera para llegar directamente al destinatario.