Los abogados, procuradores y consejeros jurídicos conocen a la perfección las leyes y reglamentos; por ello, tanto empresas como particulares buscan su colaboración cuando deben resolver algún problema legal.
El consejero jurídico, hombre de leyes, ejerce una profesión liberal. La legislación es muy compleja y los consejeros jurídicos deben especializarse en un sector legal bien determinado: seguros, accidentes, problemas fiscales, seguridad social, contratos, litigios, cuestiones financieras, problemas laborales, etcétera. Cuando un cliente le consulta un problema, el consejero jurídico examina el caso, reúne la documentación necesaria, investiga casos similares que se hayan producido anteriormente, tiene en cuenta todas las soluciones posibles y, finalmente, sugiere la solución que le parece más adecuada. La variedad de temas que debe abordar el consejero hace que su trabajo sea una función viva.