Las setas venenosas que pueden ocasionar la muerte son muy pocas: merecen citarse las amanitas y, entre éstas, se considera que la
Amanita phalloides es la más peligrosa. El
Entoloma livido, también muy venenoso, es, por fortuna, bastante raro en nuestros bosques. Las muertes por envenenamiento con hongos son relativamente escasas.