En Italia, no lejos de Florencia, un muchacho trazaba figuras en la arena mientras cuidaba de sus ovejas. De vez en cuando, con un pedazo de piedra hacia grabados en las rocas lisas. La luz teñía de color de rosa las montanas que se alzaban en la lejanía. Nada interrumpía la tranquilidad del campo, y solamente se escuchaba el repique de las esquilas colgadas al cuello de los corderos.
Un día, estaba Giotto esbozando la figura de una de sus ovejas, cuando un jinete se acercó y se detuvo a verlo dibujar. Inmediatamente comprendió que Giotto tenia facultad para llegar a ser un artista. Bajó del caballo y le dijo: "Tú debes venir conmigo y ayudarme en las labores de mi «bottega»." Con este nombre designaban entonces a los talleres de artesanos. Aquel personaje resulto ser el artista italiano de mas renombre en aquellos tiempos: Cimabue.
Giotto tenía entonces diez años, pero sus padres le permitieron hacer el viaje a Florencia. Y así comenzó a trabajar como aprendiz. El maestro Cimabue tenia varios muchachos aprendices que vivían con el. Durante todo el día trabajaban en el taller, pero por la noche se divertían juntos.
A Giotto le gusto Florencia. Las ruedas de las típicas carretas rojas tiradas por asnos, hacían un ruido agradable sobre el empedrado de las calles. Había multitud de preciosas estatuas, pinturas y casas que admirar. Los ricos usaban hermosos vestidos de seda y terciopelo.
Por mucho tiempo, Giotto lavó los pinceles, mezcló colores y practicó la pintura. En aquellos años no se había inventado aún la pintura de aceite. Lo mismo que Cimabue, los demás artistas pintaban al fresco. El fresco es una pintura de agua que se aplica sobre yeso húmedo.
Cuando Giotto era todavía muy joven, su maestro le dijo: "Ya eres mejor artista que yo." Y le permitió dibujar las ovejas cada vez que se hacían necesarias en los cuadros. Giotto podía dibujarlas mejor que nadie en Florencia, porque las había estudiado mucho desde que era niño.
Un poco mas tarde, Giotto tuvo su propio taller. Después, fue llamado a Roma para hacer un cuadro de mosaico que representaba a Jesucristo caminando sobre el mar de Galilea. El mosaico se hace con pequeños pedazos de vidrio o piedra. En Roma, Giotto aprendió la técnica de la pintura expresiva que mas tarde lo hizo famoso.
Llegó a ser tan buen pintor como arquitecto. Su mejor trabajo de arquitectura es la torre del campanario, orgullo de la catedral de Florencia, y que desde entonces ha sido llamada la "Torre de Giotto".
Entre las mejores pinturas de todos los tiempos se cuentan los frescos que Giotto pintó en una pequeña iglesia de Padua. Son 38 cuadros, a los que el artista dedicó seis años de trabajo continuo.
Las pinturas de Padua reproducen la vida de Jesucristo y de su Madre. A Giotto se le ha llegado a considerar como un gran pintor de escenas históricas. Las figuras de sus cuadros parecen esculturas, por su profundidad, muy bien lograda.
Cada cuadro parece un escenario donde los personajes se mueven y expresan, por el movimiento de sus manos, alegría, dolor o profunda tristeza.
A Giotto se le considera uno de los mejores pintores de todos los tiempos.