Quizá la historia más dramática en la exploración de la Tierra fue la protagonizada por los conquistadores del Polo Sur. Uno de ellos, el capitán inglés Robert Scott, después de descubrir que su rival Roal Admundsen había llegado al objetivo un mes antes, emprendió el regreso agotado, sin provisiones y bajo condiciones climáticas extremas. Antes de su muerte, escribió una serie de cartas que dan cuenta de sus viajes y, especialmente, de sus últimos días. La correspondencia original que la familia intercambió suma cerca de 300 cartas, mismas que fueron entregadas por sus descendientes a la Universidad de Cambridge, Inglaterra, y se han puesto en exhibición en el Museo del Instituto de Investigación Polar Scott. Entre ellas la última, fechada en marzo de 1912, está dirigida a su 'viuda', Kathleen, e hijos, y fue recuperada en la tienda donde se encontró su cuerpo y el de sus compañeros de expedición en 1913. Un pasaje describe las difíciles circunstancias: 'Querida, no es sencillo escribir debido al clima -casi -70 °C- y no tenemos más protección que nuestra tienda... lo peor es que no volveré a verte, debemos enfrentar lo inevitable'.