Nadie oyó ni vio nunca un fantasma. En realidad, no existen las casas embrujadas, aunque alguien haya abandonado su casa por miedo a los duendes. Esta es la verdadera historia de una llamada casa de fantasmas: Nadie vivía en ella, pero algunos de los que pasaban por allí de noche, aseguraban ver "algo" que la recorría desde la verja del frente hasta el jardín posterior, con una linterna encendida. En realidad, no veían nada que se pareciera a una persona, pero sí podían distinguir la luz parpadeante de la lámpara que iba de una ventana a otra.
Al fin, alguien se propuso descubrir el secreto y encontró que los vidrios de las ventanas tenían una ondulación que casi no se notaba. Cuando las luces de un auto se reflejaban en los cristales defectuosos, se producía el fenómeno de la luz que subía y bajaba.
Se dice que los fantasmas son los espíritus de los muertos, y que se aparecen como si fueran personas vivas, pero a menudo sin cabeza. Y hay quien asegura que son capaces de atravesar las puertas y ventanas cerradas y que hacen oír sus gritos, cánticos o simplemente voces con ecos de ultratumba.
No faltan los cuentos que hablan de fantasmas de personajes famosos. Muchos viejos castillos de Inglaterra e Irlanda se dice que están embrujados. Es natural que si a alguien le hablan de apariciones, fácilmente imaginará que podrá verlas en las pálidas noches de luna.
En la época colonial, en América surgieron infinidad de leyendas sobre "aparecidos" o seres que se suponía regresaban de sus tumbas a reclamar venganza o a cumplir una promesa hecha en vida. También se hablaba de casas o haciendas en las que había tesoros escondidos, celosamente guardados por el espíritu del dueño.
Muchos escritores han usado fantasmas y espíritus en sus relatos. Bécquer, en sus leyendas, relata misterios de ultratumba; Shakespeare los incluyó en algunos de sus dramas.