El idioma se comporta como un organismo que sufre constantes transformaciones. Aunque existen palabras que cambian de acuerdo al contexto en el que se emplean, muchas veces olvidamos su verdadero significado. Cuántas veces hemos escuchado la frase 'un chequeo de rutina'. Hay que tener cuidado, pues la definición de rutinario refiere al hábito o costumbre de hacer las cosas por pura práctica y sin razonar, o hacerlo de cierta manera aunque no haya razón para ello. ¡Preocúpate si el doctor lo dice!, a menos que te guste pagarle para que haga su trabajo con desgano y falta de atención. Lo mismo sucede con la palabra agresivo, que de acuerdo al diccionario del uso del español de María Moliner, se aplica a las personas y animales propensas a la violencia, a agredir o atacar físicamente. Aunque una persona que realiza su trabajo con audacia y decisión puede estar haciéndolo de manera agresiva, no nos explicamos cómo una campaña publicitaria puede ser calificada de la misma manera. Las palabras pertenecen a quien las emplea, aunque no sean las correctas.