Durante la I Guerra Mundial, siendo comandante de Sanidad del ejército francés, ideó, en colaboración con Henry Dakin, una solución antiséptica para el tratamiento de las heridas de guerra infectadas, solución conocida con el nombre Dakin-Carrel. En 1919, Alexis Carrel volvió a su laboratorio neoyorquino, en el que habría de trabajar hasta 1939, para descubrir allí nuevas técnicas para el cultivo de tejidos in vitro, o sea en recipientes de cristal. Fue muy famoso su experimento con un corazón mecánico que permitía conservar vivos órganos del cuerpo en cámaras de cristal regadas por una corriente artificial de sangre. Mientras tanto, Carrel, que combinaba sus experimentos científicos con la meditación filosófica, había escrito un libro de divulgación que alcanzó una extraordinaria difusión: La incógnita del hombre. Sin embargo, en algunas ideas contenidas en dicho libro habrían de encontrarse más tarde bases fundadas para las acusaciones que recayeron contra él como colaboracionista de los nazis en Vichy. Carrel había llegado a escribir que los débiles mentales y los genios no podían considerarse iguales ante la ley, lo que abonaba las teorías hitlerianas de purificación de la raza y de exterminio de los incapaces, teorías que posteriormente iban a costar tantas vidas humanas.
¿Quién realizó sorprendentes experimentos de conservación de tejidos vivos?
Durante la I Guerra Mundial, siendo comandante de Sanidad del ejército francés, ideó, en colaboración con Henry Dakin, una solución antiséptica para el tratamiento de las heridas de guerra infectadas, solución conocida con el nombre Dakin-Carrel. En 1919, Alexis Carrel volvió a su laboratorio neoyorquino, en el que habría de trabajar hasta 1939, para descubrir allí nuevas técnicas para el cultivo de tejidos in vitro, o sea en recipientes de cristal. Fue muy famoso su experimento con un corazón mecánico que permitía conservar vivos órganos del cuerpo en cámaras de cristal regadas por una corriente artificial de sangre. Mientras tanto, Carrel, que combinaba sus experimentos científicos con la meditación filosófica, había escrito un libro de divulgación que alcanzó una extraordinaria difusión: La incógnita del hombre. Sin embargo, en algunas ideas contenidas en dicho libro habrían de encontrarse más tarde bases fundadas para las acusaciones que recayeron contra él como colaboracionista de los nazis en Vichy. Carrel había llegado a escribir que los débiles mentales y los genios no podían considerarse iguales ante la ley, lo que abonaba las teorías hitlerianas de purificación de la raza y de exterminio de los incapaces, teorías que posteriormente iban a costar tantas vidas humanas.